Casa Veracruz: Damas de primera
Por Karime Macías Tubilla
Es tema obligado en vísperas del 10 de mayo, más aún cuando eres mamá y cuando tienes la suerte de ser hija, nieta y nuera de mujeres extraordinarias.
La mamá de Javier, mi suegra, es ejemplo de dedicación y alegría. Logró sacar adelante, ella sola, a sus hijos y es una abuela cariñosa y divertida. No dudo en recurrir a sus consejos con frecuencia y siempre tiene un “sí” mucho más a la mano que el “no”. Me ha enseñado que sin importar lo adverso de la situación, si te mantienes con los pies en la tierra, la mirada en el cielo y las manos en el trabajo, todo sale adelante.
Con mi mamá y mi abuela he aprendido a tratar a todas las personas con respeto, el hablar pausado, a tomar las cosas una a la vez y con serenidad, a cocinar comida árabe y a no olvidarse de rezar un poco cada día.
Lo que he aprendido de ellas me ha abierto más puertas que cualquier clase de econometría del doctorado. Soy afortunada de tenerlas en mi vida.
A todas las mamás en este 10 de mayo les envío mi abrazo de felicitación; el trabajo que realizamos cada una de nosotras es admirable.
Con su ejemplo me enseñan, no a ser primera dama, sino a ser una dama de primera.