Sin tacto
Por Sergio González Levet
Fernando Hernández a la Liga
El 23 de mayo de 1923, el Teatro Lerdo de Xalapa fue el escenario en donde nació la Liga de Comunidades Agrarias de Veracruz, que tenía como cabezas a líderes históricos con una profunda raigambre popular: Úrsulo Galván, José Cardel y Juan Rodríguez Clara.
Ganada la Revolución, los agraristas reivindicaron el grito zapatista de Tierra y Libertad, y con la herramienta legal de la Constitución de 1917 empezaron a presionar para que las grandes haciendas fueran convertidas en ejidos.
En nuestro estado, desde su nacimiento la Liga se propuso acelerar la repartición de tierras, pero sus dirigentes encontraron una dura oposición en el general Guadalupe Sánchez, un comandante militar aliado con los grandes terratenientes.
En una de esas vueltas políticas que tanto se dieron en la etapa posrevolucionaria, Sánchez se unió al levantamiento delahuertista, y contra él y a favor de Obregón pelearon los agraristas veracruzanos, en una lucha cruenta en la que terminaron perdiendo la vida Cardel y Rodríguez Clara.
El antecedente histórico me sirve para recordar a la cognoscitiva lectora y al avisado lector que la Liga de Comunidades Agrarias de Veracruz tiene un origen profundamente combativo en luchas netamente populares.
Nada que ver con lo de ahora, me podría decir cualquiera… y tendría que darle la razón. Pero lo cierto es que el embrión de ese pasado glorioso permanece como una promesa, que no han podido borrar los años de sumisión o de abulia que ha padecido la Liga, y con ella los campesinos adheridos a la organización.
Hoy la Liga parece querer salir de su marasmo, y una nueva oportunidad se presenta para que vuelvan a florecer los años del trabajo en pro de la clase campesina de Veracruz.
Muchos nombres se barajan de políticos que parecen dispuestos a sacrificarse y ocupar la dirigencia estatal, aunque por sus orígenes y su historia casi nadie de entre ellos garantiza que sería el líder que se necesita en el campo jarocho para que desde el surco resurja la fuerza que dio ímpetu a esta organización.
No hay que perder de vista la historia de un luchador que conoce a la Liga integralmente, porque ha trabajado para ella y en ella casi desde que era un niño.
Hernández Flores arrancó su carrera en la Vanguardia Juvenil Agrarista de su natal Misantla e impulsa un valioso proyecto, el Sistema de Alianzas Estratégicas Territorialmente Acopladas.
Sus credenciales son buenas, pues se forjó en los agrestes cerros de la Sierra Madre Oriental en los que se desparraman los cafetales, y sabe sacar otros frutos difíciles a la tierra, como la pimienta y los cítricos.
Como buen misanteco, Fernando se ha dejado caer en la tentación de escribir y hacer públicas sus opiniones y sus conocimientos.
Muchos lectores suyos saben que tiene propuesta, que habla con palabras genuinas y que podría mejorar las condiciones de nuestro campo.
Habría que dejarle la oportunidad.
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