23 de Noviembre de 2024
 

Manuel Zepeda Ramos - Otro paso

Piedra Imán

Manuel Zepeda Ramos

Otro paso

Intensidad. No hay duda que el país y la aprobación de las reformas secundarias para poder operar las reformas estructurales han dado señas suficientes de que en México algo está pasando y que la democracia real a nuestro país llegó para quedarse.

Lo que en el Senado sucedió una vez más en las últimas horas es la muestra clara que nuestro país quiere perfilarse hacia un nuevo futuro que llene de optimismo a su desarrollo para el bienestar de las nuevas generaciones, las que son de nuestros hijos, nietos y bisnietos, a quienes queremos dejarles el mejor de los mundos posibles.

Mientras que algunos partidos ven con extraordinaria simpatía y certeza las decisiones que la democracia representativa de México ha tomado en el seno del Congreso de la Unión, otros partidos se oponen a llegar con pertrecho suficiente para enfrentar los retos que el mundo de hoy nos presenta en la gran competencia globalizada por ser.

 

Eso, en el más llano de los planteamientos, se llama democracia.

México se encuentra pluralmente representado en el Congreso de la Unión. Esta representación es, ni más ni menos, la voluntad democrática de más de 110 millones de compatriotas cuyos ciudadanos de ese conglomerado de habitantes han elegido a quienes habrán de estar ante el Poder Legislativo. Para eso hemos desarrollado un método electoral que ha sido modelo ante el mundo y que ahora, con las reformas estructurales, se vuelve perfectible por la voluntad popular.

Quien diga una y otra vez que le han robado la elección porque no le salen sus cuentas, miente.

México ha llegado al inicio de la madurez democrática que a todos nos enorgullece o, corrijo, debiera de enorgullecernos.

El Presidente Peña Nieto, representante del Poder Ejecutivo por la voluntad popular porque obtuvo más de cuatro millones de votos sobre su más cercano contendiente, ha propuesto una reforma estructural que no se veía desde el Constituyente de Querétaro, desde 1917.

El Poder Legislativo, después de muchos meses de estudio, cabildeo y extensas reuniones en comisiones, ha ido desahogando el cúmulo de propuestas recibidas, algunas ya promulgadas por el Presidente de la República.

El Ejecutivo nacional propone y el Congreso de la Unión dispone.

Por eso somos una República, con poderes claramente planteados.

Esto quiere decir también que en una república hay quien gana y hay quien no gana.

Ese acto democrático que hace respetable a la voluntad del elector puede darle a la fuerza que no gana la búsqueda de una mejor calificación partidista en la próxima elección, proponiendo asuntos trascendentes que generen un gran interés de sus seguidores y de otros sectores de la ciudadanía para que sus votos sean mayoritarios y puedan incidir en las transformaciones nacionales que los habitantes desean.

Ese fenómeno democrático con el que todos soñamos se está dando en el Congreso de la Unión.

En las últimas horas se discutieron en el Senado, extensiva y acaloradamente, cientos de reservas para el análisis de las leyes secundarias. No quedó nada en el tintero que no fuera incluido para su análisis por los propios senadores.

Al término de los alegatos y su discusión correspondiente, se aprobaron nuevas leyes que habrán de regir la mejor marcha nacional para un futuro mediato.

Anteanoche, el Senado de la República dio salida al último de los cuatro pasos de las leyes energéticas que arrojaron la aprobación de 15 leyes secundarias que habrán de ser analizadas ahora por la Cámara de Diputados.

La ley de la industria eléctrica, de geotermia y la ley de aguas nacionales, son algunas de las secundarias aprobadas por la Cámara Alta y enviadas a la Cámara Baja.

La nueva Ley de la Industria Eléctrica, por ejemplo, habrá de permitir la competencia en la generación de energías. La CFE habrá de tener ahora competencia real, que habrá de redundar en un mejor costo reflejado en cada hogar de todos los mexicanos en el futuro mediato.

Este infinito informativo sobre estos sucesos sin precedente es ya motivo de gran preocupación para que se tenga un claro conocimiento en el transcurso de los próximos años. Se trata de un ejercicio intenso y claro de comunicación que habrá de agotar todos los formatos posibles de divulgación al respecto. Creo que debe, inclusive, ser parte de los planes de estudios de la enseñanza básica, media y superior.

El pueblo de México tendrá que saber sobre la trascendencia de esta Reforma.

El Estado está obligado a hacerlo. 

 

 



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