4 de Mayo de 2024
 

¿Qué es el bushido, la disciplina de los antiguos samurái para llegar al éxito?

Una suma de códigos éticos y una manera de enfrentarse a la vida forman la filosofía oriental conocida como bushido

Agencias

México

Los samurái que vivieron en el Japón feudal durante siglos no solo eran hábiles guerreros, movidos siempre por la lealtad, también fueron practicantes de una filosofía con altos valores éticos y morales.

 

Al conjunto de normas por el que se regían estos legendarios soldados se le conoce como bushido, que en español quiere decir “el camino del guerrero”. Más allá de sus connotaciones bélicas, estas reglas te permiten tener una mayor conciencia en el día a día.

 

“El bushido ha sido una fuente de inspiración para las artes japonesas, como el teatro noh, el kabuki y la poesía haiku. El honor, la fidelidad y la honestidad son los tres principios que casi vienen de serie en el subconsciente de los niños japoneses al nacer”, detalla el sitio Descubriendo Japón.

 

En resumen, estos son los siete valores que guían la vida de un samurái y los cuales pueden servirte como una referencia para tener una existencia más plena, honrada y, al final, más feliz.

 

 

¿Cuáles son los valores que enseña el bushido?

El primero de los valores que debían desarrollar los samurái era el de la justicia, conocido como gi, el cual les permitía saber cómo actuar ante un problema en particular. Esta idea se complementa con el valor, que en japonés se dice yu, lo que les permitía dar un paso adelante para defender sus ideas.

 

En el tiempo en el que prácticamente dominaron Japón, los samurái eran muy poderosos. Por eso era importante que cultivaran la benevolencia, o jin, para tratar como iguales incluso a los enemigos, y el respeto, nombrado como rei, lo que les permitía desarrollar empatía para con todas las personas, sin importar su origen o condición.

 

 

La honestidad, o makoto, era vital en el día a día de estos guerreros. Dicen que no necesitaban hacer juramentos, simplemente si decían que harían algo, lo cumplían sin excusas. Esta virtud se complementa con el meiyo u honor, que es el desarrollo de una conciencia propia que normaba todas sus conductas, aún cuando no existiera una autoridad que los obligara a cumplir la ley.

 

Por último, el valor máximo era el de la lealtad, o chuugi, que tenía un significado extenso. Por un lado, se debían al señor feudal al que servían, pero también debían ser leales a sus propios principios morales y éticos, lo que los convertía no solo en hábiles combatientes, sino en verdaderos ejemplos de conducta y pilares de la sociedad.

Nota tomada del Heraldo de México