Desde 1975, cuando Golden State accedió a la última instancia, nacieron franquicias, cambió la música, avanzó la tecnología, hubo guerras...
29 de mayo de 2015 - 13:43
REDACCIÓN RÉCORD
Terminó una larga espera para los aficionados a los Warriors de Golden State. Plagado de un talento joven, en el roster y en el banquillo, el emblemático equipo de San Francisco llega a las Finales de la NBA después de 40 años.
Cuatro décadas no pasaron en vano, el mundo es otro, la misma Liga muestra un escenario distinto; sin embargo el talento sigue dominando el 'deporte ráfaga'.
En su mejor temporada en la historia, los Warriors no podían fallar. El miércoles por la noche dejaron en el camino a los Rockets de Houston para llegar a su primera serie final desde la lejana campaña de 1974-1975.
"El área de la Bahía ha estado esperando durante 40 años. Creo que es el momento correcto para esto", declaró Stephen Curry que está promediando 29.2 puntos por encuentro en esta Postemporada.
En aquella lejana campaña, Rick Barry era la estrella del equipo. El jugador de 30 años de edad llegó a promediar 30.6 unidades por partido en temporada regular y 28.2 en los Playoffs. Junto a él elementos como Butch Beard, Charles Johnson, Derrek Dickey, Clifford Ray, Jammal Wilkes y otros más barrieron en las Finales a los Bullets de Washington para darle su tercer campeonato en la historia de la franquicia.
"No puedo esperar para que sea 4 de junio", dijo sonriente Joe Lacob, copropietario de la organización al finalizar el duelo contra los Rockets, haciendo referencia al día en que inicie la serie ante los Cavaliers de Cleveland.
Esta nueva generación de Warriors está comandada por el entrenador novato Steve Kerr, quien dejó de lado su trabajo de analista para tomar la aventura de dirigir y no ha defraudado.
Kerr no lo ha hecho solo, junto a él está Curry, jugador que ha venido a revolucionar la Liga con sus mágicas asistencias, su letal tiro de larga distancia y sus fantásticos dribles con el que a muchos rivales ha dejado en ridículo, Chris Paul sabe de eso.
Golden State tiene la ventaja de jugar cuatro de los siete duelos en casa. Los fanáticos que pintan de amarillo las gradas y que desearon por mucho tiempo ver a su equipo en estas instancias disfrutarán sin duda un momento que, ojalá para ellos, no tarde en llegar 40 años más.
