* Nunca llegó el terrible virus de la tristeza, pero sí tuvieron que pagar por plantas con baja productividad
Facundo Bartolo Salazar
Los productores fueron defraudados con las plantas tolerantes de cítricos, mismas que en su momento fueron proclamadas como la gran solución contra la terrible plaga del virus de la tristeza que amenazaba con llegar a devastar la citricultura, exactamente igual a lo que ahora se afirma del Huanglongbing (HLB), pues resultó que la plaga nunca llegó, y solamente unos cuantos hicieron el gran negocio comercializando dichas plantas, incluso con apoyo del gobierno, señaló Leobardo Pérez Rendón, productor de la región.
Comentó que: “además de que la plaga nunca llegó, o por lo menos como se esperaba, los productores tuvieron que pagar por plantas con muy baja productividad, en comparación con el naranjo cucho o naranjo amargo, que era el padrón tradicional del limón y la naranja, de manera que en algunos casos los productores tuvieron que tirar algunos árboles que no daban más que follaje”.
Añadió que tampoco recibieron los citricultores la asesoría necesaria para saber a qué planta tolerante correspondía cada tipo de suelo, lo cual era importante, con el fin de evitar pérdidas al comprar plantas que nunca serían productivas en lugares inapropiados.
Es por ello que Pérez Rendón consideró que es positiva la idea de volver al naranjo amargo como patrón, principalmente para las plantas de limón persa, pues ha quedado demostrado que tienen una alta productividad, muy superior a cualquier variedad de plantas tolerantes. Expresó que de esa manera, los productores estarían ejerciendo su derecho de buscar mejores rendimientos para sus huertas, tras considerar un error el haber seguido al pie de la letra las versiones en el sentido de que el virus de la tristeza acabaría con la citricultura.
Indicó que es momento de corregir el rumbo y adoptar el naranjo amargo para mejores resultados, implementando para ello los viveros necesarios para surtir a los productores las plantas que requieran, en su caso para nuevas huertas, o bien, para sustituir a las ya existentes, pues es claro que convendría a todos los citricultores volver al padrón tradicional, cuyas bondades ya están comprobadas.