Exponer su vida íntima y personal puede resultar muy riesgoso, afirma especialista
José Miguel Bautista Hernández
La psicóloga Mónica del Carmen Mendoza Méndez, encargada del departamento de orientación educativa en una universidad del municipio, la cual nos afirmó que es una realidad, aunque un poco triste el que los jóvenes estén mal utilizando no solo las redes sociales, sino un mal fin es que se tenga internet en casa o en la misma telefonía móvil.
Más allá de la despersonalización que esto representa en nuestros jóvenes, el hacer uso de las redes sociales a temprana edad, la adolescencia y pubertad, significa mayores situaciones de riesgo, ya que en voz de la especialista, los chicos encuentran una forma de exponer sus pensamientos o sentimientos hacia algo o hacia alguien y esto repercute a que no se haga de una manera personal como es debido.
En este aspecto, la mayoría de los adolescentes encuentran una forma de desahogar lo que sienten, y no se dan cuenta que muchas veces sin proponérselo queda al descubierto su vida íntima haciéndolos blancos fáciles de la delincuencia o de las burlas de los demás.
Por lo que a raíz de esto, se desatan otras situaciones más trascendentes como el ciber bullyng y en algunos casos donde ellos vulneran la vida privada de las personas, subiendo fotografías o algunos comentarios que hieren la integridad psicológica y moral de algunos otros, prestándose este tipo de medios porque se puede sacar una cuenta que no representa a una persona física como tal, sin saber con quién se trata o platica exponiéndolos a delitos graves.
Por otro lado, también se considera un mal uso, en el estricto sentido de que exponen sus vidas en demasía, ejemplificando que desde cualquier cosa mínima como publicar el lugar en donde se encuentran ubicados, qué tan solos y qué tanto respaldo familiar tienen, pues ahora la delincuencia está a la orden del día, poniendo en riesgo sus vidas.
Tal cuestión se cree es una circunstancia de valores y educación, pues son los padres quienes deberían ser los primeros en educarse en materia tecnológica y cómo realizar ese uso, en el caso de las redes sociales específicamente hablando, esto en función de concientizarlos, indicando que este tipo de comunicación nos facilita muchas cosas, desde cuestiones laborales o escolares, pero siempre con la conciencia de que se les dé un buen fin, teniendo mucho que ver con la educación que se recibe en casa.
Consecuencias graves son las que se vislumbran en esta deformación de la utilidad que puede dárseles a las redes sociales, pues así como sirven y son de enorme utilidad, también pueden agravar problemas depresivos, esto si no se tiene la capacidad necesaria para saber quiénes somos, a qué nos enfrentamos y lo mucho que valemos, indicó la especialista.
Ser empáticos es la mejor forma de ayudar
Mucho se ha hablado también de que los padres se pongan al corriente en cuanto a temas tecnológicos se refieren, pues la psicóloga invitó a los padres a actualizarse y conocer las redes sociales, incluso a utilizarlas con soltura, pues de esta manera se pueden prevenir algunas situaciones desagradables, conociendo a sus amistades, pareja y amigos lejanos.
Aun cuando esto suene a la invasión de la privacidad para los chicos, no es algo descabellado ni mucho menos, confió Mendoza Méndez, porque quien no oculta algo no tiene por qué esconder sus gustos, preferencias o amistades, inclusive es la falta de comunicación entre padres e hijos la que genera conflictos o problemas que muchas veces sobrepasan lo familiar.
Es un tema trillado pero confirmado al cien por ciento es que los jóvenes se refugian con los mismos jóvenes, muchas veces sin experiencia y que solo se confunden más entre ellos, por lo que la labor principal de los adultos o padres de familia es orientar, educar y crear alternativas para que las nuevas generaciones sean de jóvenes productivos y que puedan aportar enormes beneficios a la sociedad, expresó.
Lamentablemente, nuestras nuevas generaciones están enormemente influenciadas por el consumismo, pero esto no es motivo para que se escuchen sus inquietudes, y conversen con ellos, por lo que se debe hacer a su manera, involucrándose en sus actividades y creando armonía en casa, ya que son tiempos de circunstancias y desafíos, donde se debe poner mucho de ambas partes para que se pueda coexistir sin que estos piensen que son vigilados o juzgados, concluyó.