Presuntamente, por irregularidades relativas a proyectos de 2012 y 2013, y recursos de la Juguera del Totonacapan
Facundo Bartolo Salazar
De acuerdo con algunas fuentes fidedignas, ha sido destituido el ingeniero René Martínez Decuir como presidente del Sistema Producto Cítricos, en virtud de algunas irregularidades en la justificación de proyectos productivos de los años 2012 y 2013, además de otros asuntos que tienen que ver con los recursos producto de la venta de acciones de la Juguera del Totonacapan.
Se añadió en forma extraoficial que el nuevo presidente del Sistema Producto Cítricos será Juan Licona Cruz, personaje que en su momento fungió como presidente del Consejo Estatal Citrícola. Dada la situación, se espera que él haga un buen papel en beneficio de los productores, sobre todo al tomar en consideración que precisamente la Juguera del Totonacapan será el talón de Aquiles del presidente saliente, René Martínez Decuir.
Definitivamente, no sería nada raro confirmar la salida de quien hasta últimas fechas presidía el Sistema Producto Cítricos y tenía gran injerencia en el proyecto de la Juguera del Totonacapan, un proyecto del cual pregonaba “es de los productores”. Desafortunadamente, la realidad es muy diferente, pues es bien sabido que, de acuerdo al acta constitutiva de la mencionada empresa, el grueso de los accionistas, quienes supuestamente serán los productores, no tendrán ni voz ni voto en la citada juguera, de tal forma que estarán a expensas de las decisiones y la voluntad de los llamados “consejeros no patrimoniales”, entre los que se encuentran Alba Leonila Méndez Herrera y Nicolás Murrieta Espinoza.
Lo anterior implica que, sin en algún momento los consejeros deciden que los accionistas no recibirán sus utilidades durante varios años, al argumentar que esa medida es para mejorar los sueldos de sus ejecutivos, los accionistas tendrán que aceptar una decisión de ese tipo sin replicar, lo cual los coloca en una situación de indefensión, aun cuando ello no signifique la anulación de sus paquetes accionarios.
Es una lástima entonces que productores como los de la región de Atzalan hayan sido sorprendidos con el cuento de que en verdad la Juguera del Totonacapan sería una empresa para beneficio de los productores, lo cual está muy lejano a la realidad, sobre todo en lo que se refiere a la regulación de precios de la fruta, en particular de la naranja.
Otro indicio de que esa anhelada promesa no se concretará tiene que ver con la participación en la empresa de personas relacionadas con las jugueras particulares que ya funcionan en la región, con clientes cautivos y con un capital mucho mayor a la pretendida Juguera del Totonacapan.
Es decir, la naciente empresa estará muy probablemente infiltrada por las grandes empresas, mismas que al defender sus millonarios intereses, nunca permitirán la regulación de precios a favor de los ilusos citricultores, entre quienes hay muchos que empeñaron sus terrenos e incluso casas para adquirir sus acciones, las cuales definitivamente no les darán grandes ventajas.