En el marco de la Semana Nacional Forestal, niños de primer grado de primaria visitan el vivero La Soledad
Facundo Bartolo Salazar
Resulta necesario despertar en los niños la conciencia ecológica, por lo que, con motivo de la Semana Nacional Forestal que dio inicio ayer 27 de mayo en todo el estado de Veracruz, fueron invitados niños del primer grado de la escuela primaria “Manuel Ávila Camacho”, de la colonia Alejandro Peña a sembrar con sus propias manos árboles de roble y caoba, con la esperanza de que a temprana edad aprendan el cuidado de esas plantas, valiosas aliadas del equilibrio ecológico y desarrollo sustentable, expuso Luis Galindo Vega, representante del vivero La Soledad, Grupo Interdisciplinario Agroindustrial.
Indicó que la Semana Nacional Forestal se promueve en coordinación con la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y 44 viveros que pertenecen a la dependencia. Fue muy notorio en ese ámbito el entusiasmo mostrado por los niños de primer grado en la siembra de las mencionadas especies forestales, misma que incluye la recolección de semillas, la siembra y el tratamiento de ese material, mismo que está orientado a actividades de reforestación.
Galindo Vega reconoció que en esa dinámica, los niños tuvieron la oportunidad de observar que ellos son más fáciles de “moldear” y conducir para que tengan un acercamiento con la siembra de árboles y de esa manera adquirir conciencia de que el cambio climático es causado por la tala irracional. Comentó que en contraparte, los adultos representan mayores dificultades, puesto que ya tienen sus propias ideas y no demuestran el mismo entusiasmo e interés por ese tipo de actividades como lo harían los menores.
Independientemente de lo anterior, destacó que el personal docente y las madres de familia acompañaron a los niños en su visita al vivero La Soledad, hicieron su mejor esfuerzo por conducir a los infantes en su actividad de siembra de árboles, en la que recibieron recomendaciones para el cuidado de esas plantas, las cuales requieren principalmente ser regadas y liberadas de malezas, de tal forma que al alcanzar un tamaño aceptable estén listas para ser trasplantadas en su lugar definitivo de crecimiento.
Cabe hacer mención que el trabajo de los niños fue reconocido al recibir plantas de diferentes especies como capulines, palmas, plantas ornamentales, cerrando las actividades con la rifa de una fruta de yaca, con un peso de alrededor de 10 kilogramos, lo cual causó sorpresa y una buena impresión en los niños que podrían repetir su visita al lugar dentro de un mes, antes de concluir su ciclo escolar.