Falta de control de padres de familia, una de las principales causas
Jorge Parra
Si se piensa en una niña de 10 años, ¿Qué la imagina haciendo en su tiempo libre? Viendo televisión, jugando muñecas, navegando en internet, ¿preparándose para tener un bebé? La respuesta inmediata a esta pregunta es un no, sin embargo desde cinco años a la fecha que las niñas se embarazan a los 10 o 11 años de edad parece ser una moda que cobra fuerza en Misantla y la región.
Antonio Amador Cortés, director del Hospital Regional, señaló que desde hace cinco años a la fecha han crecido exponencialmente los embarazos en niñas y adolescentes, convirtiéndose en el 20 por ciento de los casos que llegan a la sala de partos.
Para el director del Hospital Regional esta es una situación alarmante, pues comenta que muchos de los casos que atiende son de niñas que se embarazaron entre los 10 y 13 años, etapas en las que no solo su cuerpo sino su mente no están preparados para dar a luz una vida, mucho menos para guiarla.
“Desafortunadamente y lo digo así surgen embarazos a los 10, 11 años, eso es una catástrofe para el individuo, y no lo veo desde un punto de vista caótico, no, sino realista, hay edades oportunas para la reproducción y hay edades no adecuadas”.
Abundó: “sin embargo ante esta presencia nosotros tenemos dos mecanismos de trabajo, uno procuramos que aquellas mujeres, hablamos de niñas de 10, 11, o 12 años y adolescentes menores de 18 años con embarazos deberían salir con un método anticonceptivo, porque si ya se embarazó una vez hay posibilidades de un segundo, tercero o cuatro embarazo”.
Para el director del Hospital Regional es primordial, que tanto padres de familia, parejas de las embarazadas menores de edad y sociedad en general, hagan conciencia de la importancia de adquirir un método anticonceptivo, que permita evitar que las jóvenes reincidan “un embarazo a los 10 años a los 11, 13, es impensado entonces si viene un embarazo, al tiempo vendrá otro porque no les ayudan, no las orientan para que usen un método”.
Sin embargo, en una sociedad como la nuestra, el pensar siquiera en explicarle a un niño sobre la importancia del uso de un preservativo es mal visto por la mayor parte de la población, lo que genera que cuando una niña se convierte en madre y le es sugerido por los médicos del hospital que use un método anticonceptivo, los padres son los primeros en rechazarlo, pues alrededor del Dispositivo Intrauterino (DIU), las pastillas anticonceptivas y los parches y los condones, sigue habiendo en pleno siglo XXI un gran tabú.
“Aceptar un método no genera más problemas de los que ya tienen, por un lado y por otro lado, lo mejor es concientizar a las personas, vamos a apoyarlas, vamos a orientarlas, le pido a la ciudadanía que nos ayude concientizando a esas personas de adquirir un método”.
En los últimos 5 a 8 años el ingreso y salida de niñas y adolescentes embarazadas se ha convertido en el 20 por ciento de las parturientas que son atendidas en el Hospital Regional, para el doctor Antonio Amador, hay dos causas que desde su punto de vista son las principales causantes de esta situación que se catalogó como un problema social.
La primera, dijo: es el bombardeo de alto contenido sexual al que se exponen los jóvenes diariamente en los diferentes medios de comunicación, como la televisión y actualmente en la internet donde no hay restricciones para quienes navegan en el ciberespacio.
“Tan solo cómo se anuncian los condones, las imágenes son altamente estimulantes hacia la relación sexual, y lo segundo es el condón, y estos anuncios son altamente orientadores hacia la actividad sexual, porque los jóvenes se quedan con las primeras imágenes y el método pasa a segundo plano, se olvida”.
La segunda causa es la falta de control de los padres de familia hacia sus hijos.
“Los padres también deben ser controladores, es común ver adolescentes sin control familiar, por las calles a las cuatro de la mañana, los padres deben controlar más toda esa gama de situaciones de contenido sexual que rodean a los jóvenes”.
Y es que las historias son muchas, el choque emocional tanto para una niña que se convierte en madre es catastrófico, como lo señala el médico, quien ha visto a pequeñas de diez años en el pabellón de madres, que lejos de sentir felicidad al ver a sus hijos su primer reacción es llorar y preguntar ¿ahora qué hago con esto?
Es aquí donde el especialista invita a las familias a preguntarse hasta dónde se debe tener control de la vida de los hijos, a indagar qué hacen sus hijos cuando no están al lado de los padres, cerciorarse de ¿Quiénes son sus amigos? ¿con quién y de qué hablan cuando navegan en internet? En fin retomar el rol para el que fueron creados.