- Autoridades municipales rebasadas por la inseguridad
José Aguilar
Xalapa, Ver.-
En Xalapa se respira el miedo, si no fuera así, el programa de #VecinoAlerta del Ayuntamiento capitalino no sería tan exitoso en la actualidad.
Cientos de ciudadanos han solicitado al Gobierno municipal que los dote de kits de cámaras que permita vigilar sus calles, sus viviendas en ausencia, a su familia, su mascota, sus pertenencias, porque en Xalapa, desde hace varios meses, ya no se vive tranquilo.
Aunque el mensaje de las autoridades estatales y locales llama a la participación ciudadana en problemas tan complicados y lacerantes como lo es la inseguridad, lo cierto es que estas acciones, estos llamados, son la confirmación de que el problema los ha rebasado.
En años y meses pasados el discurso de Américo Zúñiga Martínez hablaba de eventos aislados, de asaltos y robos a casas-habitación que no aumentaban y se combatían no con policía municipal –pues no existía–, sino con programas como rescate de espacios públicos, comunicación con jefes de manzana y atención ciudadana; nunca con actividades concretas.
Un ejemplo claro de la permanencia no combatida, no tan solo por el actual gobierno local, es el pandillerismo en colonias como la Progreso Macuiltépetl, donde las riñas a navajazos son la peculiaridad. En Las Fuentes no hace mucho trascendió más allá del vecino cercano el conflicto de inseguridad que se vivía en la zona; solo así, a través de los medios informativos se alertó de la presencia de guardias comunitarias, por lo que el Municipio atendió, acudió y todavía negó la existencia de vigilantes nocturnos.
La presencia diaria de Manuel Meza García, secretario ejecutivo del Consejo Municipal de Seguridad Pública de Xalapa en las colonias xalapeñas, va más allá de un signo de trabajo a favor de la gente, pues la lectura bajo las circunstancias en las que se encuentra hoy la capital veracruzana es que la población está intranquila, porque sabe y siente que algo no anda bien.
La semana pasada, fue una de las más oscuras y alarmantes que haya vivido la ciudad en muchos años. Si bien las ejecuciones que se registraban en el día se señalaban en puntos de la periferia, alejados de la realidad de muchos, el miércoles cortó esa lejanía, cuando los ataques se dieron en el centro, donde casi todos transitamos.
Por si fuera poca la revoltura de estómago que genera saber asesinatos a ciudadanos, llámese maestro, chatarrero, vidriero, estudiante, es de mayor temor el hallazgo de cuerpos decapitados, tirados en una zona residencial tranquila y céntrica, donde juegan los niños y las mascotas salen a pasear.
En Xalapa se respira el miedo, es real. La indignación corre por las venas de la población, porque los jóvenes, los estudiantes, están muriendo: el futuro se está quebrando.
La capital veracruzana recibió un nuevo golpe al iniciar el fin de semana. Una xalapeña fue asesinada en otro estado. Mara Fernanda Castilla Miranda, de 19 años, murió en manos viles, despiadadas, huyó de la inseguridad de su Xalapa y la encontró en Puebla.
Para las condiciones de inseguridad que se vive, actualmente políticos como Américo Zúñiga no tienen respuesta, porque no hay policía municipal, porque hoy solo se habla de la posibilidad del regreso de esa corporación que al final de cuentas ya no le va tocar.
El alcalde se va en diciembre dejando a sus espaldas uno de los periodos más violentos registrados en la ciudad. Se va con su Partido Revolucionario Institucional, (PRI), sus lamentos hacia los hechos delictivos que están lastimando a la sociedad y los kits de cámaras que reparte a través del no anunciado aspirante a un cargo de elección popular, un excandidato a regidor y al por demás conocido como operador político Meza García.