24 de Noviembre de 2024
 

Panoramas de Reflexión / Verdades

 

            “En todo lugar hay problemas que solucionar, en todo hospital hay heridas que curar, en toda hermandad hay mucho trabajo por hacer, y en todo buen corazón está el poder para hacerlo. Las tres cosas más difíciles de esta vida son: saber guardar un secreto, disculpar una ofensa y aprovechar el tiempo estudiando y trabajando.

 

            Qué digo, a quién lo digo, cómo, dónde y cuándo lo digo; esto es lo que todo hombre prudente debe de considerar siempre antes de hablar. La vida es una constante lucha, desde que nacemos hasta que morimos, debemos ir siempre adelante en el combate dejando huellas de ejemplo para las futuras generaciones. Luchemos por la libertad, aunque nos persigan; luchemos por la igualdad, aunque nos torturen; luchemos por la fraternidad, aunque nos encarcelen; luchemos por la verdad, aunque nos cueste la vida; pero, sobre todo, luchemos por el conocimiento y la perfección que nos conducirán hasta la morada de nuestro Padre Dios. Porque en verdad no merecemos vivir, si no estamos dispuestos a morir por nuestros ideales, a ejemplo de Jesús. Siempre tengamos presente que las grandes y nobles empresas, se hacen realidad a base de muchos esfuerzos y sacrificios. Recordemos que una vela prendida, podrá prender cien mil velas apagadas; pero cien mil velas apagadas, jamás podrán prender ni una sola vela. Cuanto más conocimiento tengamos, más compromiso tenemos de enseñar, porque el conocimiento es universal y debe ser compartido con todos y para todos. Si habiendo oportunidad no la aprovechamos, en vano la esperaremos cuando ya haya pasado. Nunca debemos decir lo que tenemos que callar y nunca debemos callar, lo que tenemos que decir. El hombre no muere cuando deja de existir, sino cuando deja de tener Fe en Dios. Y recordemos que más cerca de Dios, no está el que más sabe; sino el más humilde y manso de corazón. No olvidemos que la acción es después del pensamiento; por lo tanto, primero pensemos y luego actuemos. Todo grande empezó siendo pequeño y lo que nació grande, perdió el mérito de la verdadera grandeza. Tengamos presente, que una de las causas de la soberbia, es el amor propio desmesurado; muchos se arriman a esta soberbia para compensar su falta de méritos, no caigamos en esta humillante falta. Meditemos nuestra decisión, pero aprendamos a ser rápidos, pues la rapidez es factor esencial del triunfo y la victoria. Si aceptamos un buen consejo y lo aplicamos, estaremos aumentando nuestras posibilidades. Lo que sale de la boca, llega a los oídos. Lo que sale de la mente, llega a la mente. Lo que sale del corazón, llega al corazón. Y lo que viene de Dios, llega a los hombres. Salvo que los hombres, no tengan boca, ni oídos, ni mente, ni corazón; porque este mundo, está lleno de seres mundanos, ingratos y malagradecidos y endurecidos como una roca, que teniendo ojos no ven, teniendo oídos no oyen, teniendo boca no hablan y teniendo entendimiento no entienden, que lo único en que creen es en la materia, y lo único que les interesa son las cosas mundanas que sólo duran mientras dura la prueba de la vida”.

 

            Verdades todas ellas indudablemente son las que nos comparte este anónimo pensamiento, y desafortunadamente, en muchas ocasiones las ignoramos contundentemente para dar paso a nuestra desmedida soberbia, ambición, amor propio desmesurado, egoísmo, y muchas otras bajas pasiones que empobrecen nuestro espíritu cuando debemos tomar decisiones trascendentales en nuestra vida, decisiones que pueden cambiar la vida de nuestro hermano, de nuestro amigo, de nuestros semejantes. Qué pena que antepongamos nuestros intereses personales ante situaciones que ameritan apoyo, comprensión y caridad. Tratemos de ser más solidarios, más comprensivos y menos ambiciosos y egoístas. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.

 

Luis Humberto.



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