Por Irma Maya - Estudiante de Relaciones internacionales en el Tec de Monterrey
El gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, presentó una iniciativa de presupuesto para el año fiscal 2023, que comienza el próximo octubre, la cuál consiste en proponer un impuesto mínimo de 20% a hogares con más de 100 millones de dólares y reducir en más de un billón de dólares los déficits presupuestarios proyectados para la próxima década. Sin embargo esta propuesta no es del todo nueva pues el año pasado se consideró una propuesta similar como parte de las negociaciones del plan 'Reconstruir mejor', un vasto proyecto de ley de gasto social y ambiental. Pero la administración de Biden renunció a ello en octubre para tratar de salvar el plan, que finalmente se estancó debido a las divisiones entre los demócratas en el Congreso.
Sin embargo, desde hace ya tiempo el ala izquierda del Partido Demócrata de Biden pide un impuesto sobre los ingresos de los multimillonarios para luchar contra la desigualdad. Por un lado, la instauración del impuesto mínimo a los estadounidenses más ricos supone una importante reorientación del código fiscal. La Casa Blanca precisó que dicho impuesto se aplicaría al 0.01% de los hogares más ricos, sólo a aquellos con más de 100 millones de dólares, y más de la mitad de los ingresos provendrían solo de los multimillonarios, es decir, de los hogares con mil millones de dólares o más. De esta manera, el impuesto mínimo impedirá efectivamente que el sector de los más acaudalados en Estados Unidos pague tasas menores que las de las familias que se consideran de clase media, al tiempo que contribuirá a generar ingresos para financiar los diversos programas internos del presidente Biden y a contener relativamente el déficit en la economía estadounidense ocasionado entre muchas cosas más a los efectos derivados de la pandemia.
Una de las razones principales que motivó a Biden a lanzar esta propuesta es el hecho que enmarca la Casa Blanca, de que a pesar de los grandes incrementos en las ganancias de los multimillonarios, su inversión en la economía estadounidense no lo fue, es decir, los trabajadores ni los consumidores se vieron altamente beneficiados. Por ello, la administración de Biden señala que el proyecto presupuestario contiene medidas adicionales para garantizar que las empresas multinacionales que operan en Estados Unidos no puedan usar paraísos fiscales para reducir el impuesto mínimo global.
Ahora bien este impuesto a la riqueza, también llamado impuesto al patrimonio, grava todos los activos de una persona y no solamente sus ingresos. Es decir, grava activos como sus acciones en la bolsa, yates, propiedades, joyas y todo aquello que forme parte de su fortuna. Pero … ¿Es realmente útil cobrarles un impuesto a la riqueza a los multimillonarios? Algunos multimillonarios como Jeff Bezos, Bill Gates o Mark Zuckerberg, se han convertido en un símbolo del éxito comercial y, en algunos casos, un ejemplo digno de imitar. Pero para quienes tienen una mirada crítica, sus gigantescas fortunas muestran que el capitalismo ha fallado porque la riqueza no se distribuye de una manera justa.
La cuarta parte de todos los multimillonarios que hay en el mundo vive en Estados Unidos, según un informe de la consultora Wealth-X. El problema, argumentan los que defienden gravar la riqueza, es que el número de multimillonarios en ese país ha crecido rápidamente, mientras 40 millones de estadounidenses siguen dependiendo de beneficios sociales para comprar comida, por lo que diversos políticos creen tener una buena solución al problema al crear un impuesto a la riqueza y usar ese dinero para aumentar el gasto social en salud, educación e infraestructura. Sin embargo, los opositores a la propuesta, dicen que tendría consecuencias económicas negativas con graves efectos en el empleo.
Ahora bien, la propuesta de presupuesto de la Casa Blanca para 2023, vista como un impuesto a la riqueza, detalla las prioridades de gasto de la administración Biden para el próximo año. El presidente de Estados Unidos quiere gastar más el próximo año contra el crimen ruso en su país. La administración Biden también quiere incrementar los recursos para combatir la violencia con armas de fuego con una asignación de 1,700 millones de dólares. Ha presupuestado asimismo 1,400 millones para la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial, lo que restablece el papel histórico de Estados Unidos como el mayor donante del Banco Mundial para apoyar el desarrollo de los países de ingresos bajos y medios.
Además, la propuesta incluye 6 mil 900 millones de dólares para la Iniciativa Europea de Disuasión, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la “lucha contra la agresión rusa” y mil millones adicionales para Ucrania. Así pues, esta propuesta económica, envía el claro mensaje de que el presidente tiene en su agenda la responsabilidad fiscal, la seguridad dentro y fuera del país, y las inversiones necesarias para continuar el crecimiento equitativo y próspero en Estados Unidos.
