Por Alberto Reyes Barrera
Estados Unidos es conocido por tener un proceso electoral un tanto diferente a los del resto del mundo y es porque ellos no eligen a su presidente mediante el voto popular, sino más bien por el voto electoral. El organismo encargado de dar los votos electorales es el Colegio Electoral que está conformado por 538 representantes, ellos son elegidos mediante la cantidad de senadores, que es dos por estado, y por el número de miembros que el estado tenga en la Cámara de Representantes (cada estado tiene un cierto número de representantes dependiendo de su población y esta se ve modificada por el censo que se hace cada década), más los 3 agregados que manda Columbia, DC. Para poder ganar las elecciones se necesitan 270 votos electorales, en otras palabras el 50% + 1 voto.
Gracias a este método de representación, los estados con más votos electorales son: California con 55, Texas con 34, New York con 29 y Florida con 27, lo que representa 26.9% de los 538. Los estados que menos votos (3 votos electorales) tienen son 7 y estos son Alaska, Columbia, Montana, Dakota del Norte, Wyoming, Dakota del Sur y el estado de Vermont. El que gane el voto popular dentro de los estados es el que se lleva todos los votos electorales, es decir que si en California el Partido Demócrata tiene el 52% de los votos, esté se lleva los 55 votos electorales de dicha entidad. Hay dos estados que sí dan sus votos en función a la representación del voto popular y estos son Maine (4) y Nebraska (5).
Esto lo hacen los norteamericanos para que el voto no se concentre solo en los estados más poblados y que el ganador no gobierne exclusivamente para ellos, sino que el vencedor gobierne para todos. Un ejemplo de lo que busca evitar este sistema, se da con el sistema electoral mexicano donde 5 de las 32 entidades federativas concentran casi el 40% de los votantes, por lo tanto los candidatos se enfocarán en ganar esos estados.
Aun con un sistema electoral complejo que tiene de objetivo dar una representación equitativa a todos los estados, hay un mecanismo legal con el que se pueden manipular las elecciones legislativas de una década entera, esté método es llamado Gerrymandering. El nombre lo obtiene gracias a Elbridge Gerry (uno de los padres fundadores de Estados Unidos) quien promulgó la ley en 1812 y por una ilustración satírica hecha por Gilbert Stuart en el Boston Gazette, donde dibuja una salamandra debido a que su distrito electoral tenía una silueta de este animal, de ahí el nombre Gerry (nombre de su creador) y de salamander (salamandra en inglés).
El Gerrymandering consiste en la manipulación de la división de los distritos electorales, cada distrito electoral equivale a un puesto en la Cámara de Representantes, es por esto que el partido que esté en el poder al momento de hacer las divisiones, intentará hacerlas de tal forma que consiga el mayor número de butacas dentro de la Cámara de Representantes. Este organismo es importante debido a que se encarga de redactar, aprobar y rechazar leyes, y también tiene la facultad de aprobar el financiamiento a los proyectos que tenga pensado hacer el gobierno federal.
Como bien se ha dicho el partido en poder es el que hace las divisiones siempre y cuando este tenga tanto a los legisladores estatales como al gobernador, en estos casos se da una manipulación de división bastante alto, en donde se intenta tener el mayor número de distritos a su favor. Un ejemplo de esto, se da en Carolina del Norte en el 2010, donde los republicanos logran hacerse con casi el 70% de los escaños aún perdiendo en el voto popular estatal. En el 2012 el partido demócrata tuvo el 51% de los voto totales de la entidad, pero solo obtuvo 4 de los 13 escaños debido al Gerrymandering hecho por el proyecto republicano REDMAP. En 2014 obtuvieron el 44% de los votos y solo 3 de los 13 puestos, en 2016 y 2018 tuvieron los mismos lugares de peldaños incluso con un 46%.
Cuando se tiene al legislativo estatal pero no al gobernador, en otras palabras un bipartidismo, es cuando esta división de los distritos tiene que ser más igualitaria entre los dos partidos para poder llegar a un acuerdo sobre cómo dividirlo. Otra forma que tienen los estados para la división, es que esta se la dejan encargada a una institución independiente, esto con la finalidad de que se cumpla el verdadero objetivo de darles representación a las minorías y a todos los norteamericanos, mediante la división correcta de los distritos.
Esta manipulación del sistema electoral ha sido fuertemente criticado por varias asociaciones que indican que este mecanismo afecta a la representación en el Congreso, pero pocas han sida las regulaciones que ha tenido, ya que la Constitución les da plena facultad a los estados para hacer las divisiones como quieran y hasta la Suprema Corte se ha visto evasiva al momento de tratar este tema. La única forma en que la Suprema Corte se vea involucrada, es cuando se hace lo que se llama gerrymandering racial, lo que consiste en hacer distritos para perjudicar la representación de una minoría, pero si se hacen las divisiones para favorecer a un partido, es completamente legal.
Actualmente el gerrymandering está tomando una gran relevancia dentro del futuro electoral de los Estados Unidos, porque como ya se había dicho la representación de los estados es dependiendo de su población y la herramienta que dicta los lugares de representación es el censo poblacional que se hace cada 10 años. Después de este censo es cuando se hace la división de los distritos que decidirán el contexto político en el país norteamericano por una década.
El último censo realizado hasta el momento fue el del 2020 y el último gerrymandering fue en el 2021, esto es fundamentalmente importante hoy en día, debido a que se acercan las elecciones intermedias en donde se elegirán los 435 escaños de la Cámara de Representantes (los representantes tienen una duración de dos años) y una tercera parte del Senado (los senadores tienen una duración de seis años con posibilidad de reelección), estas elecciones tienen una relevancia muy importante debido a que Estados Unidos se encuentra en una polarización civil muy fuerte y sobre la posibilidad de que el actual presidente de EEUU, Joe Biden, logre aumentar su aprobación mediante la promulgación de diversas leyes y proyectos.
