23 de Noviembre de 2024
 

Saber argumentar / Por Osbaldo Ramos Vázquez

 

 

 

Cuando afirmamos algo se piensa que se tiene derecho a un acuerdo, es decir, se cree que los otros deberían aceptar lo que se afirma. Supongamos que desde hace un mes se le encargo exponer sobre la Matanza de Tlatelolco (2 de octubre 1968), pero en las prisas por llegar pronto a su salón o a la sala donde la gente está sentada esperándolo se da cuenta que ha olvidado su memoria USB; la computadora no enciende; el proyector no quiere funcionar, etc., ¿qué haría usted?, ¿inventa una excusa? ¿pospone la presentación para la siguiente hora? o ¿improvisa? Lo que me propongo demostrar en las siguientes líneas, es que si aprendemos el arte de la argumentación no habría problema en que se presenten estas dificultades porque tenemos una gran ventaja, a saber: que investigamos y conocemos el tema desde hace un mes, por lo tanto, no tendríamos que intimidarnos a nosotros mismos.

Espero estas líneas sean leídas por la mayoría de mis alumnos ya que la mayor parte de ellos no saben exponer, pero no me refiero a los de secundaria porque ellos están apenas obteniendo estas herramientas, me refiero a los de universidad. Durante mi formación como historiador se me exigía exponer de forma clara y precisa sin estar consultando mis hojas de lectura o mis apuntes. Cuando se hacían conferencias magistrales de buenos investigadores, nos colocábamos en las primeras filas para poder escucharlos; quien lo presentaba leía su historial académico, el número de publicaciones de investigación que realizo durante la maestría o el doctorado, pero terminábamos decepcionados cuando se les daba la voz y comenzaban a leer su exposición. Esto mismo pude presenciarlo con alumnos que están estudiando Derecho que se supone deben saber argumentar y cuando comenzaron a “debatir” cada uno leía por turnos.

También me he lanzado con esa tonta afirmación de que: “Nunca hay que discutir sobre deportes, política y religión”, pero quien afirma eso quiere decir que usa los sentimientos y no el razonamiento. Si usted afirma que el Equipo A es mejor que el Equipo B, o que su credo religioso es verdadero y los demás son falsos o que el Partido Político A es la mejor opción que el Partido Político B tiene que demostrarlo por medio de argumentos sólidos, pero ¿Qué es un argumento?

Un argumento sustenta una afirmación lo que significa aducir consideraciones para obtener un acuerdo sobre lo que se esta afirmando, en este sentido, cuando decimos que sabemos argumentar es porque sustentamos una afirmación que en resumen es dar justificaciones de lo que se afirma. Esto es, exponer las razones que se creen tener sobre lo que se esta afirmando, con el supuesto de que éstas puedan ser reconocidas por los demás como buenas razones.

Si afirmamos que la Matanza de Tlatelolco fue una injusticia por parte del Estado, tengo que demostrarlo y que mejor si tengo una fuente o una evidencia que respalde lo que estoy diciendo, pero si no las tuviera es donde debo dar explicaciones para que la audiencia este de acuerdo con lo que estoy diciendo. Afirmaciones requiere de explicaciones, por lo tanto, si quieres abordar cualquier tema debes conocerlo a fondo, no debes hablar de algo que no conoces. Esto puede notarse muy bien en nuestra opinión publica porque todos afirman creer, saber y conocer algo, pero cuando les pedimos que nos den sus razones para aceptar lo que nos dicen se tropiezan y nos esquivan con: “Cada uno tiene su opinión”.

Saber argumentar no es solo para los intelectuales, todos somos capaces de razonar, entonces si aprendiéramos este arte nos evitaríamos muchas riñas con el vecino, con nuestra pareja, con el policía de transito e incluso hasta con aquellas autoridades que no se dejan cuestionar porque la argumentación presupone la posibilidad del desacuerdo, porque cuando hay un acuerdo no es necesario argumentar.

 

Osbaldo Ramos Vázquez

Licenciado en Historia



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