Los Libros de Texto Gratuito han logrado tener una importante función histórica dentro de nuestra sociedad, así como en la forma de pensar y recordar la construcción de la nación, que ha sido elaborada por parte de la mayor institución que es el Estado. La palabra Estado, es hasta un concepto que estudian y conocen muy bien los de las Ciencias Políticas, pero yo la emplearé desde una frase que dijo el rey de Francia Luis XIV: “El Estado soy yo”. Para poder entender esta frase me gustaría poner de ejemplo la enseñanza de la Historia y de sus formas de escribir. La Historia nace como ciencia en el siglo XIX, se empieza a escribir con mayúscula, porque se va a construir ese concepto abstracto que ha unido a muchas personas, conocido como “Nación”. Después de que muchos territorios son independientes necesitan gobernarse por si mismos, y para eso los historiadores comienzan a recolectar fuentes primarias como secundarias para poder dictarle al Estado que él tiene un pasado desde los primeros pobladores, como antes y después de la conquista española, que comparten cultura y tradiciones después de una larga historia que merece ser recordada como un patrimonio inmaterial como cultural. Por eso es bien enseñado desde el jardín de niños, hasta media superior, los honores a la bandera, su juramento y hasta el himno nacional bien cantado. Este 20 de noviembre, si usted tiene hijos en la escuela, los verá por las calles, que incluso llevan nombres de esos hombres que se nos ha dicho, deben ser bien recordados por sus hechos y el haber derramado sangre por ese ideal que nos beneficiaria a nosotros. Habría que preguntarse que entienden por “nosotros” los que siempre quieren hacer la revolución. Si usted recuerda muy bien o al menos vagamente, fechas como nombres de eventos de la historia de México, pues es gracias al Estado, porque él se justifica por medio de su educación y en cómo debe enseñarse la memoria del pueblo, es algo que, a mi juicio, no puede ser refutado por ningún historiador mexicano porque la mayor parte de los que enseñan historia no son historiadores. La historia de bronce llegó para quedarse y será difícil que el lector común conozca la otra cara de la moneda, de esos “héroes” que no se asoman detrás de la imagen del presidente, ni en los libros, ni en las calles, ni en las escuelas porque la historia preferida del gobierno es la de los buenos y los malos.
La demanda de una educación moderna se demostró en el sexenio de Adolfo López Mateos al crearse el “Plan de Once Años” que se emparejó con la creación de la “Comisión Nacional de Libros de Textos Gratuitos”. Por educación moderna me refiero a que choca con costumbres arraigadas en la cultura, por ejemplo, la derecha mexicana y la Iglesia Católica tacharon al CONALITEG como un mecanismo de control frente a las instituciones educativas privadas, tanto laicas como religiosas. Sus contenidos relacionados con las Ciencias Sociales y las Ciencias Naturales fueron combatidos por la Iglesia. Las primeras porque hablaban del socialismo y el comunismo pues estas conducían a un socialismo de Estado y a un comunismo ateo. Las segundas fueron rechazadas porque se introdujo en los libros la educación sexual. No iba contra su contenido, sino que el profesor no debía tocar ese tema con los alumnos, la Iglesia decía que ese tema les correspondía a los padres de familia. Sostenía que la educación sexual no debía contener sobre prácticas sexuales y la masturbación.
Actualmente muchos padres se han quitado ese prejuicio o tabú sexual y abordan el tema de la sexualidad con sus hijos ofreciendo confianza y seguridad. Mientras surja demasiado interés sexual en un joven, más debe ser respondida su duda hasta que quede satisfecha. Pero volviendo a la historia del pueblo como de la nación, también es algo que aprendiste leyendo en el salón de clases; te hicieron memorizar una efeméride que tal vez los nervios te traicionaron ese lunes en honores. Sé que también recuerdas esos maravillosos cuentos titulados como “Paco el Chato”, “La sopa de piedra”, “El niño de hule”, entre otros, demuestra un interés por alfabetizar a la población. Si te gusta la historia fue porque aprendiste de un buen profesor que supo interpretar y sacar buenas lecciones de Historia en su Libro, pero si no te gusta no es culpa del libro. Me viene a la memoria esa imagen que viene en la parte trasera del libro donde dos niños estiran sus brazos para atrapar los frutos del árbol. Esos niños reflejan a muchos niños mexicanos recibiendo felicidad de libros impresos con imágenes y obras de arte que jamás hubieran imaginado que existían en los museos de su nación.
El Estado esta por cambiar la historia y no sabemos hacía donde se dirige porque los NLTG no hacen efecto de un día para el otro, llevan consigo un proceso. De lo que si podemos estar seguros es que las decisiones que tomemos hoy tendrán sus consecuencias el día de mañana. ¿Con que lenguaje están escritos esos libros? ¿Pretenden enseñar una historia colectiva que demuestre el ascenso a la civilización mexicana? Me parece necesario invitar al público lector analizar el lenguaje del Estado y deducir si su lenguaje nos unifica o nos divide, su lenguaje contiene el mito de “izquierda”, conservadores, traidores, mafia, corrupción, espías, reforma entre otras. ¿Los libros van a seguir contando la historia con remordimiento, con culpables, con santos y a morir por la patria? Hay mucho mexicano talentoso que ha pertenecido a la historia de la nación, es decir, la que nos involucra a todos, bien podría explicarse que hay una Historia Intelectual Mexicana que sigue siendo olvidada.