Según el artículo 1° de la Convención de los Derechos del Niño, se define como niño y niña a “todo ser humano menor de 18 años de edad, salvo que, en virtud de la Ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad”
En la actualidad los derechos de la infancia han sido reconocidos incluso sobre los derechos fundamentales de los adultos; pero la desafortunada etapa por la que la humanidad en está transitando, en la abrupta carencia de valores y en la vida menos interesada en la base fundamental de cualquier sociedad sana, que es la familia.
La desestructura familiar que ha hecho que la niñez en nuestros tiempos se encuentre en graves y complicados problemas de supervivencia, lo que ha generado que los menores cursen por una época de verdadera vulnerabilidad en nuestro país y el mundo.
En el México de 2024, puede validarse que los derechos de la infancia son día a día vulnerados, principalmente por sus padres, como principales garantes de su debido desarrollo y progreso como seres humanos.
La atención, la alimentación, el cariño, la protección, la vigilancia y sobre todo la estimulación intelectual que deben ser proporcionados por sus progenitores permitirían a las niñas y niños desarrollar la seguridad y autoestima necesarias, para convivir en el entorno social que se desarrollan sanamente.
La familia, la comunidad, la escuela y el gobierno, son esenciales para el desarrollo de los menores y deben ser consideradas como obligación de los padres proporcionarlos a los hijos en la medida de sus posibilidades, pero siempre buscando su debida protección, respeto y cuidado.
Debe entenderse que las niñas, niños y adolescentes son responsabilidad de sus padres, familias y luego del Estado; y no en sentido contrario; los padres por ley están obligados a garantizar el sano desarrollo de sus hijos hasta en tanto éstos cuenten con la capacidad de tomar sus decisiones.
El respeto y protección de los derechos de la infancia dejaría atrás en gran medida el lacerante fenómeno que como antecedente existe en México, el de “las niñas y niños en condición de calle”, anomalía ciudadano-gubernamental que daña profundamente al tejido social; pues, los menores que apenas conscientes de su existencia, ya son ejemplo de vulneración de un amplio abanico de derechos, ya reconocidos como humanos. Niños, niñas y adolescentes con presentes sombríos y futuros desoladores.
Las niñas, niños y adolescentes en situación de calle no son más que pequeños desolados y abandonados por sus padres; sin embargo, en la actualidad en México, esta desolación y abandono es una responsabilidad compartida con el Estado; pues la pobreza ha crecido de manera incontrolable y desmesurada; y, ello ha hecho que exista una imposibilidad latente de poder otorgar a los hijos una vida en perfecto desarrollo, se ha retrocedido más de 20 años en Educación; se han recortado mas de 103 mil mdp en programas de educación y salud; desaparecieron las escuelas de tiempo completo; no hay medicamentos ni servicios de salud eficientes, ni tratamientos para niños con cáncer u otras enfermedades terminales; los padres tienen que trabajar ahora jornadas extraordinarias para cubrir las necesidades básicas de sus menores hijos y con ello la convivencia y el cuidado de los menores la dejan a cargo de los abuelos y familiares cercanos que en el mejor de los casos cuidan de ellos; pero que en la realidad ha sido documentado que de igual manera sufren maltrato, abusos y hasta abandono.
NO perdamos la esperanza, en junio podemos abonar para el cambio y lograr que nuestros hijos tengan una mejor oportunidad de vida. Y tú ¿qué opinas? ¿Qué clase de infancia quieres para tus hijos?