La inteligencia artificial está aquí, llegó, no se va a ir, y el que no se monte en su tren, se quedara muy muy atrás. Sé que, al hacer esta aseveración, muchos de los que me están leyendo podrán pensar lo contrario, y le aseguro que no lo hago desde una posición de mala leche, todo lo contrario, lo hago porque es importante tenerlo presente y tomar cartas sobre el asunto en todos los niveles. La semana pasada pude conversar con un buen amigo que me comentaba que había impulsado a estudiar a su hijo en cierto instituto relacionado a este tema y que el curso le había sido mucho más valioso para conseguir trabajo que la propia carrera universitaria. Por favor, con esto no quiero decir que ir a la universidad ya no vale la pena, no, no, no, lo que estoy tratando de decir es que no hay que dejar fuera el tema y darle el interés necesario, para hacerlo parte de nuestro esquema y sacarle todo provecho, poque no se trata de creer que solo nos facilita la vida y creer que se va a encargar de hacer todo por nosotros y que nos restará de preocupaciones. No, quien crea que este instrumento sirve para eso, está profundamente equivocado. Se dice que para 2030, el robot, deberá estar completamente alimentado con toda la información necesaria, para sí, ayudarnos a guiarnos, porque es eso, el cúmulo de información universal, que nos colocará las mejores opciones para entonces, nosotros, tomar mejores decisiones. Sustituirá ciertas actividades básicas, sí, pero nos dará tiempo de poder emplearnos y enfocarnos en temas más importantes.
Y es que aunque no se haya dado cuenta, ya lo estamos viviendo. Usamos inteligencia artificial en muchos momentos de nuestro diario vivir, no solo en las famosas como herramientas de Google como maps o chat gpt, se encuentra, cuando usa las cámaras y sensores de su auto que lo ayudan a estacionarse mejor, en su plataforma de streaming favorita, que a través de sus primeras elecciones de programa, configura su propio algoritmo para hacerle recomendaciones relacionadas con lo ya seleccionado, las bocinas con Siri y Alexa que ayudan con algunas tareas de la casa, como el apagado o encendido de luces o si utiliza app para manejar su banca, está si, también utilizando IA.
No podemos rechazarla, no lo hemos hecho, incluso, la adoptamos sin entenderla del todo, ahora es responsabilidad de todos adaptarla y aprovecharla lo mejor posible. Porque sí, seguro que nos da gran comodidad, pero más allá de eso, esa comodidad nos debe provocar más que alejamiento, oportunidad de tiempo para acercarnos y reconocer todas esas particularidades que, aunque alimentemos de información al robot, este jamás podrá tener, la redefinición de lo humano, pues no basta con progresar por que sí, brazo a brazo, debemos enfocarnos a un progreso responsable para más personas. Estamos a cruzando la frontera para adentrarnos a una era tecnológica transformadora, muy similar a la revolución industrial y es importante que hayamos reconocido las lecciones del pasado para no repetirlas.
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