El pasado martes 4 de marzo, entraron en vigor los aranceles por parte de los Estados Unidos a productos que se exporten desde México, Canadá y China, con lo cuál se cumple la amenaza hecha desde que asumió Donald Trump el 20 de Enero del 2025, sin embargo debemos entender cuál es el fondo del asunto y hasta donde puede impactar en México.
Para comprender la situación, nos debemos adentrar al proyecto de Donald Trump, puesto que a diferencia de su anterior presidencia, en la que no tenía mayoría política de los tres poderes, aunado a los errores de principiante político y para rematar la pandemia de COVID-19, ahora vemos a un Trump totalmente poderoso, y con un proyecto que ha sido inadvertido para muchos, ya que consiste en que Estados Unidos deje de depender de un sistema financiero especulativo y reindustrializar a su país, para así tener autosuficiencia en su sector industrial, energético y de manufactura, porque gracias a eso, China pudo crecer en los últimos 20 años, pues al ofrecer productos manufacturados baratos por mano de obra mal pagada y calidad cuestionable, es obvio que se comería a la competencia estadounidense, por lo cual el proyecto 2025 encabezado por Donald Trump consiste en la reindustrialización de USA, la reconfiguración a una burocracia estadounidense más pequeña y eficiente, una agenda en pro de un menor intervencionismo bélico, el proteccionismo comercial, la batalla cultural contra el progresismo, la reforma educacional para nulificar el adoctrinamiento, reestructuración del sistema de salud, combate frontal a la crisis de adicción a drogas a través del combate directo a cárteles y organizaciones criminales, la autosuficiencia energético y muchas otras propuestas.
Dicho lo anterior, se puede entender ahora cual es el propósito de esta segunda presidencia de Donald Trump, pues no es casualidad que quiera invariablemente firmar un acuerdo de Paz entre Rusia y Ucrania, que se enfríe el conflicto entre Israel y la Franja de Gaza, y el mensaje de no más financiamiento a conflictos para Europa, teniendo en la mesa solo dos temas internacionales, los cuales son Norteamérica (USA, México y Canadá) y China (incluyendo Taiwán y el sureste asiático), siendo los antes mencionados, las verdaderas batallas que quiere librar Donald Trump, y todo en torno al comercio y al tráfico de drogas como el Fentanilo, que como hecho no menor, desde China llegan componentes para fabricar los estupefacientes, siendo México el laboratorio para contrabandearlos a USA.
Con esto nos damos cuenta lo que verdaderamente quiere el presidente estadounidense de México, que es el combate contra las redes de elaboración y tráfico de drogas, así como evitar a toda costa la competencia desleal China a través de México, pues en productos como el aluminio y el acero que puede ejemplificarse con la industria automotriz, donde China comercia con México mucho más barato para que llegue a Estados Unidos más caro, beneficiándose China al no tener que invertir infraestructura en México y mucho menos en Estados Unidos, que como dato importante, China no le compra a México, sino que le vende, por lo que una alianza con los chinos no beneficiaría a México, pues el mercado chino es de industria y manufactura donde los costos son muy bajos, algo con lo que México y USA no podrían competir, añadiendo las estrategias de competencia desleal que emplea China.
Con esto podemos ver que no importa cualquier tributo que haga el Gobierno de México a los Estados Unidos, les resulta irrelevante cualquier capo ya capturado, y no es trascendental el decomiso de toneladas de fentanilo, por lo cual se concluye que es insuficiente lo hecho por el Gobierno, porque el presidente Trump lo que quiere es el desmantelamiento de las redes de tráfico de droga y un alto a la competencia desleal China en todos los sectores comerciales, provocando así una situación en la que se acorrala al Gobierno de México, pues en teoría debe combatir las redes criminales sin importar que personajes, políticos y empresarios caigan en el trayecto, algo que en la realidad económica, política y social de este país, resultaría ser una misión imposible, pues todos los efectos finales los pagará el consumidor mexicano, estadounidense y canadiense.
Es momento de reflexionar, ya que ahora más que nunca, el Gobierno Federal debe pensar lo que realmente quiere, pues el margen de acción que tengan será crucial para lograr un acuerdo con un Donald Trump que sí sabe lo que quiere, tiene el poder de hacerlo, y hay un plan para ejecutarlo, siendo esto la mayor prueba para México de aquí hasta 2029 cuando menos, o ¿Qué opinas?
