Piedra Imán
Manuel Zepeda Ramos
Alci
Chicago. El grupo de rock que conmovió a generaciones del mundo desde los Estados Unidos, podía lograr en la Xalapa de fin de milenio una manifestación de calidad, con músicos que ya radicaban en las instituciones artísticas de la época adscritas a la Universidad Veracruzana.
Así, se juntaron músicos de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, de la Orquesta de Música Popular, de la facultad de danza. El resultado fue una banda de excelente manufactura que interpretaba este rock que embriaga de pasión a quienes lo escuchábamos en discos y cintas. En aquella Xalapa y pronto en otras ciudades veracruzanas de fin de siglo, con música viva y sonando de bien a excelente, el grupo integrado empezó a tener aceptación.
Fue este un experimento, de muchos, que la Casa de Estudios más importante de Veracruz realizaba en beneficio del arte para ser oído, al poder contar con una familia variopinta de profesionales de la música en su nómina cuya condición le permitía intentar hacer la música del mundo y sus múltiples géneros con sólo tener la partitura a la mano y, por supuesto, condición sinecuanón, con la existencia del talento correspondiente.
Así, conjuntando el grupo que habría de interpretar música de Chicago y también de Cat Stevens, fue como conocí a Alci Rebolledo.
Tocaba el requinto eléctrico con calidad, en la Orquesta Universitaria de Música Popular, primero con Matero Oliva y luego con Popo Sánchez. Eso quería decir que su espectro de género interpretativo era amplio, lo que le permitía hacer jazz, rock y toda la música popular de que se pueda imaginar.
Desde esa época padecía una extraña enfermedad que lo obligaba a ir a México con frecuencia para tratarse.
Un día, buscando paliar sus males con el desarrollo productivo de su responsabilidad musical y el superávit de músicos del jazz en la nómina universitaria de ese tiempo, le propuse hacer una banda que tocara otras manifestaciones de esa “música del demonio” como José Vasconcelos le llamó algunas vez al jazz, para enriquecer su interpretación en Xalapa, en donde ya había sentado sus raíces desde hacía algunos años. Así nació Ronda Jazz, grupo musical que tuvo una larga vida y fue muy apreciado entre el público universitario de todos los campus a lo largo del estado.
Otros experimentos musicales como el de Alci –no pocos–, realizados con la creación de nuevos grupos formados de otros que en el transcurso de su existencia fueron teniendo roces y desencuentros, le dieron a la interpretación musical en una universidad que había privilegiado su desarrollo profesional, un aire nuevo que el público agradeció al nacer nuevas variedades de interpretación y, por lo consiguiente, oferta necesaria para el solaz, el divertimento y el enriquecimiento de la tranquilidad en torno a esta manifestación del arte.
Ahora en que los tiempos, parecería, se tornan difíciles en asuntos de los dineros y las Instituciones de Educación Superior podría verse afectadas, la UV debería tener en su fortaleza artística un patrimonio interesante de experimentar para la generación de recursos.
Se ha perdido de vista que todos sus ejecutantes han sido contratados para servirle a la institución que les da salario y prestaciones, que les permite poder planear la vida con mayor holgura y tranquilidad.
Eso significa que la Casa de Estudios debe de poder contar con la fuerza de sus grupos para la planeación de las actividades artísticas que puedan ofrecerse en el mercado profesional al mejor postor, para que la Universidad Veracruzana tenga ingresos suficientes y necesarios que le permitan aportar algo a la parte de ingresos propios que en las Instituciones de Educación Superior siempre ha sido de muy poca proporción.
Por eso es que la oficina de promoción de los grupos artísticos, o como se llame, tiene su razón de ser. Debe ser la encargada de comercializar a sus grupos y de renovar su repertorio y los espectáculos para que haya siempre una oferta amplia y atractiva que haga que estos grupos que significan un abultado presupuesto, sean contratados ampliamente por la calidad de sus espectáculos.
Esto deben de entenderlo muy bien los ejecutantes.
El que “cumplan” su carga de ejecutantes de manera “desinteresada” para con la UV que le extendió su protección, para luego dedicarse a abultar la carga personal ajena al desarrollo artístico y los intereses universitarios para lo que fueron contratados, debe de cambiar.
Para ello deberán trabajar mucho, autoridades y ejecutantes. Mientras los grupos sepan ofrecer novedades de atracción para incrementar el interés de los compradores, con lo que además el ejecutante tendría un ingreso extra a su salario fijo, el prestigio de la UV ocuparía un nicho importante en el mercado de este tipo y sus grupos consideraciones nuevas bien ganadas.
Me he acordado de todo esto porque hoy he pensado mucho en Alci, cuyo grupo de inicio de milenio tenía amplias capacidades de convertirse en un grupo exitoso.
Y me he acordado porque ayer Surisaday Sastré me avisó de la infausta noticia de su partida, que a muchos nos dolió. Quiero decir que a partir de ese aviso, los reportes del whatsapp no han cesado, señal de que Alci Rebolledo era muy apreciado. En el momento que escribo, Alci está ya en el crematorio. Lo sé porque las noticias siguen fluyendo en torno a él, noticias que me han permitido volverlo a ver en fotos que han subido, una por cierto al lado de su hija. Me emociona el cariño que por Alci Rebolledo había en la comunidad universitaria y artística de Xalapa.
Descanse en paz este gran artista que le sirvió a su Universidad.