Luis Humberto
Ejemplo de vida
Cuando la fructífera vida de un ser humano se apaga de repente, trasciende su legado espiritual e intelectual, su esencia, sus enseñanzas y ejemplo. Lo demás no importa, lo demás es banalidad, es basura que hiede y estorba. Los seres humanos gustamos de contemplar la belleza en toda su grandeza, modalidades y esplendor; la cultura y las artes en todas sus manifestaciones, pero dedicamos nada de nuestro “valioso" tiempo en abrevar de su ricura, en disfrutar del agradable sabor que impregna el alma con sus expresiones.
Cuando un verdadero ejemplo de vida, tal vez un líder de opinión; un poeta, un pintor, un músico, un escultor, un científico, un pensador, o un escritor, deja este mundo, reconocemos y valoramos más su vasta trayectoria, su visión por el arte y de la vida misma. Nos consternamos entonces y sentimos verdaderamente la gran pérdida que significa para la humanidad, pero hasta ahí. Es una pena pero a otros ni siquiera les interesa o ni se dan por enterados. El tiempo que tenemos reservado para vivir la nuestra, nuestra propia vida, no nos alcanza siquiera para imitar su ejemplo según nuestras preferencias y vocaciones. Tratamos de evitar en lo posible una buena lectura o la práctica de un arte o conocimiento interesante y productivo. Tal vez le parezca un tanto irónico pero la tecnología actual también representa un fuerte obstáculo para sembrar la semilla de la cultura y las artes en los jóvenes y adultos de hoy; quizá porque nos invade constantemente a través de diferentes medios y dispositivos, como la televisión o la Internet, que nos saturan e inducen más que nada a darles un uso deplorable; que nos ensucia, entorpece y envilece. Nos impregnamos de tanta basura comercial que nos trasmiten al grado de convertirnos en verdaderos televidentes o internautas adictos, sin percatarnos del potente daño que causa a nuestro intelecto, y es precisamente lo que buscan con ello quienes gobiernan, y quienes manipulan estos medios. Sé de señoras que ven todos los días, todas las telenovelas que trasmite alguna televisora. De niños que no paran de ver caricaturas o jugar videojuegos. De jóvenes que no salen del Facebook y otras redes sociales. No damos apertura a la imaginación, tampoco nos concentramos en una buena o sana lectura que nos instruya, oriente, informe y forme intelectual o culturalmente; mucho menos procuramos la práctica de algún arte u oficio como el bordado, el tejido, la música, la pintura o la poesía, por citar tan solo algunos ejemplos. Muchos hombres y mujeres a través de los siglos en la historia de la humanidad, han enriquecido con vastos y múltiples conocimientos, descubrimientos, interpretaciones, expresiones y manifestaciones, nuestro acervo multidisciplinario intelectual, científico y cultural.
Un día 15 de mayo de 2012 el mundo perdió a un gran hombre de letras, el escritor panameño Carlos Fuentes Macías, destacado exponente de la literatura hispanoamericana y universal de finales del siglo XX, hijo de padres mexicanos y autor de interesantes novelas y ensayos, entre las que destacan “Aura", "La muerte de Artemio Cruz", "La región más transparente", "La Silla del Águila" y “Tierra Nostra”. Narrador dotado con un poderoso instrumental literario y un portentoso conocimiento de los padecimientos políticos y sociales que aquejan nuestra colectividad. Destacado impulsor de la lectura y el desarrollo intelectual de cada individuo. Si usted no se enteró, no se preocupe, mejor propóngase ocupar su tiempo de descanso y esparcimiento en actividades que le procuren un buen sabor de boca y un notable cultivo para su espíritu. La lectura es formidable. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.