¡ADELANTE!
Peña, Duarte y Américo
José Valencia Sánchez
Me preguntan amigos lectores, ¿por qué en tiempos de campaña los políticos prometen hasta milagros y los ciudadanos fingimos creerles, votamos por ellos y luego nos quejamos porque no cumplen?
Trasladé la interrogante a servidores públicos en funciones y a algunos que lo fueron. Las respuestas, sinceras o cínicas, más o menos coincidieron entre sí.
Un candidato, con las consabidas excepciones, llega imbuido de sanas intenciones y supone que, actuando con honradez y eficiencia, será capaz de corregir errores y erigirse en el mejor gobernante de cuantos ha habido.
Sin embargo, al asumir el cargo de alcalde, gobernador o presidente, encuentra presupuesto insuficiente para resolver el cúmulo de problemas existentes o siquiera la mitad de éstos y los que van surgiendo.