El título no hace ninguna referencia al futbol; tengo mis convicciones (¡y mi dinero!) puestos en la Selección Mexicana. El título hace alusión a la respuesta que me dio Rebeca Grynspan, secretaria General Iberoamericana, cuando le pregunté cuál era la mejor manera de evitar embarazos tempranos, uno de los factores que genera mayor deserción femenina de los estudios y una de las causas más graves de muerte materna.
En días pasados llegó Rebeca a Veracruz a presidir el Encuentro Internacional de la Juventud, realizado en el marco de la Cumbre Iberoamericana. Representantes de 22 países participaron para formular un documento titulado Compromisos de Veracruz, cuya finalidad es posicionar las demandas de los jóvenes en la Agenda Post-2015, en los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible, mejor conocidos como ODS.
Si hubiese una lista de personas que entienden a profundidad el tema de desarrollo social, Rebeca estaría entre los que la encabezan. Antes de llegar a la SEGIB fue Secretaria General Adjunta de Naciones Unidas y Administradora Asociada para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Como mujer trabajadora, mamá y estudiante de antaño del tema del desarrollo, le expuse lo que he notado en la práctica: muchas niñas se embarazan a edad temprana no por falta de acceso a educación sexual o a métodos anticonceptivos, sino por estar en un medio en donde las costumbres así lo marcan, o por no tener en mente otras opciones.
Fue ahí en donde Rebeca me contestó con un categórico “se vale soñar”. Nos dijo que mientras nuestras niñas no tengan sueños que alcanzar y metas que cumplir, seguirán viendo como opción embarazarse a los 14 años. En cambio, si tienen sueños por los cuales luchar, buscarán la forma de embarazarse a una edad conveniente para cumplirlos.
Debo confesar que su respuesta me supo a gol de la Selección Mexicana, pues llevamos ya tres años en el DIF estatal implementando el programa Plan de vida, mediante el cual hemos llegado a más de 93 mil adolescentes, quienes escriben sus metas, trazan un plan para lograrlas y, a partir de ahí, determinan la edad en la que les conviene ser mamás o papás.
Comparto con Rebeca una beneficiosa adicción a la cafeína y un interés genuino por la causa del género femenino, además de la convicción de que todo comienza por un sueño.