Por Carolina Quevedo
La trata de personas es conocido como la nueva forma contemporánea de esclavitud, una actividad arcaica que ahora es redefinida por la globalización. En la trata de personas se beneficia de las personas de una forma abusiva y va en contra de su libertad. Del mismo modo, la trata de personas se posiciona como el tercer negocio ilegal más lucrativo del mundo, después del narcotráfico y el negocio de armas. Lamentablemente, es un delito que afecta a todos los países de América Latina y del mundo. Aunque se hayan legislado muchos tratados y acuerdos internacionales para parar este delito han sido en vano, pues las organizaciones criminales siguen en actividad y se vuelven cada vez más fuertes y con mayor poder.
Esta violación a los derechos humanos tiene un mayor impacto en las personas vulnerables de la sociedad, pues son personas que están más propensas a caer en engaños y a caer en acciones de reclutamiento forzoso o “voluntario” por parte de los grupos delictivos. Entre los principales grupos vulnerables se encuentran los niños, niñas, mujeres y jóvenes. Es muy fácil que caigan en engaños, puesto que la mayoría no tienen grandes oportunidades en el aspecto económico y educativo, al ver oportunidades de incrementar su economía caen en estas redes de trata.
En América Latina, los principales tipos de trata de personas que se utilizan son hacia mujeres y niñas, para la explotación sexual. Según la ONU, en la región latinoamericana el 80% de las víctimas de trata de personas son mujeres. Al hacer un análisis de la situación de América Latina, puedo unificar el poco empoderamiento que se le da a la mujer en la mayoría de los ámbitos desde el del hogar hasta el laboral, con la fuerte explotación sexual que hay en la región. Del mismo modo, considero que la explotación sexual es un tipo de violencia basada en el género, en la región todavía se sigue teniendo una degradación y opresión a la mujer por una gran parte de la sociedad, se le sigue viendo como un objeto, no se le da libertad ni el respeto como ser humano. Estos pensamientos machistas fomentan que se vea a la mujer como un blanco más fácil para su explotación.
También, hay una relación muy fuerte entre la trata de personas y las migraciones que sufre la región latinoamericana día con día. Los tratantes trasladan “voluntariamente” a las personas con la promesa de un mejor futuro y de llegar a un lugar más seguro que sus países, puesto que los países latinoamericanos están pasando actualmente por bastantes crisis como crisis económicas, de legitimidad, inseguridad y narcotráfico, en épocas de crisis surgen abusadores que se aprovechan de la miseria y vulnerabilidad de las personas. Eso permite que la captación de las víctimas sea mucho más fácil, pues la persona ha aceptado a trasladarse con ellos, este desarraigo es un componente fundamental que ayuda a los traficantes en la forma de vigilancia y control. Además, la criminalización de los latinoamericanos en Estados Unidos y el endurecimiento en las políticas migratorias, han causado que las rutas migratorias sean más externas, costosas y peligrosas. Se restringuen las oportunidades para emigrar de una forma legal, puesto que estas políticas han colaborado involuntariamente a incrementar las practicas de trata de personas.
Asimismo, hay un tipo de trata que se ha hecho muy común en la región y hasta llega a ser normalizada, que es la trata laboral. Se obliga a las personas a cumplir largas jornadas de trabajo, sobrepasando las capacidades humanas, y los traficados lo aceptan pues prefieren eso a no tener un empleo. Son muy comunes los casos de trabajo forzoso en talleres textiles, construcción, servidumbre o en actividades delictivas, lo peor de esta situación es que es generado por las corporaciones transnacionales de las cuales tenemos productos en nuestro hogar, por lo tanto, al no ser conscientes del origen de los productos que consumimos estamos soportando la trata de personas.
Pero, América Latina no solamente es una región de expulsión de origen de la trata, sino que también es un país de tránsito y de destino. Utilizan a diferentes países como México para su punto de encuentro y así poderlas transmitir a países fuera de la región. Se utilizan a los países como tránsito, puesto que hay poca seguridad y como hay tanta corrupción es fácil pagar para transitar personas ilegalmente.
Establecer un numero real sobre cuantas personas han sido desaparecidas por la trata de personas es imposible, puesto que muchas personas no denuncian porque no pueden, no se atreven por miedo a represalias sobre las víctimas o sus familiares, o porque ya no se cree en los responsables de garantizar seguridad en los países. Aunque se han creado diferentes legislaciones internacionales y regionales no ha sido suficiente, puesto que es una mafia internacional sistemática. Por lo tanto, pienso que es necesario que aparte de que las autoridades investiguen a los culpables también deben de tomar en cuenta aspectos sociales de la sociedad, que permiten que persistan estos delitos a los derechos humanos. Se debe de apoyar a los grupos vulnerables de la sociedad para que no caigan en los engaños de las organizaciones criminales, evitar que se conviertan en víctimas potenciales por pobreza, delincuencia, poco acceso a empleos o por poco acceso a educación.
Por último, considero que la trata de persona se ha facilitado por todas las crisis por las que pasa América Latina y por el poco apoyo que hay por parte del gobierno, donde prefieren llenar sus bolsillos de dinero con prácticas de corrupción en lugar de trabajar colectivamente con la sociedad para detener los delitos. Asimismo, sugiero ser conscientes de las actividades y comentarios que hacemos día a día, para no crear índices más grandes de desigualdad y apoyar a que se acaben las violaciones a los derechos humanos.