El lugar donde los hombres se convierten en dioses
Por César David Español Pasos
Estimados lectores que semana a semana se congregan en este su humilde espacio “Enfoque Cultural” en esta ocasión charlaremos de un sitio lleno de magia y misticismo, el cual se ubica en el Estado de México aproximadamente a 40 km al noreste de la Ciudad de México y se puede llegar hasta él a través de la autopista México-Pachuca, saliendo por la Av. Insurgentes Norte o bien desde las autopistas Ecatepec-Pirámides, México-Tuxpan y Arco Norte, además de la carretera libre México-Teotihuacán estamos hablando ni más ni menos que de Teotihuacán, una de las ciudades prehispánicas más concurridas en la actualidad y que incluso es considerada la primera manifestación urbana de Mesoamérica, la cual en su momento tuvo una sociedad altamente organizada que tenía lazos comerciales y políticos que se extendían en el norte hasta el sitio de Alta Vista en Zacatecas y al sur hasta Kaminaljuyú y Tikal en Guatemala.
El nombre de Teotihuacán proviene del vocablo en náhuatl Teōtihuācan el cual quiere decir ‘‘lugar donde los hombres se convierten en dioses” o también se puede traducir como “lugar donde se hicieron los dioses” o simplemente como “ciudad de los dioses” aunque cabe destacar que su nombre también puede ser interpretado como Teo uacan, que en náhuatl sería “Ciudad del sol”.
Hoy en día los restos de Teotihuacán constituyen la zona de monumentos arqueológicos con mayor afluencia de turistas en México, por encima de Chichén Itzá, El Tajín y Monte Albán y visitar este espacio es dar pie a una serie de experiencias y emociones, las cuales es recomendable que iniciemos a partir de la por la puerta 1 para caminar por lo que hoy en día es llamado como la Calzada de los muertos, espacio que consta de aproximadamente 4 kilómetros pero que nos maravilla con recintos sagrados de piedra labrada y tepetate que se ubican a los costados del camino y donde podemos observar, incluso el templo Quetzalcóatl (de la serpiente emplumada) el cual fue descubierto en 1920 y curiosamente en el 2010, con un robot, fue explorado mediante un estrecho túnel, de un largo de 100 metros, que conduce al centro del inferior del templo, donde se encuentran tres cámaras que se presuponen destinados a enterramientos de personajes muy importantes de la ciudad.
Por si fuera poco también podemos presenciar un gran número de palacios como el de Quetzalpapalotl entre muchos otros, una mención especial merece el momento de poder subir a la pirámide del sol donde 260 escalones nos separan de la tierra firme permitiendo tomar aire en cada uno de sus cinco descansos, al llegar a su cima, la vista panorámica es algo impresionante, esta sin duda alguna es la estructura más importante dentro del Conjunto Arqueológico de Teotihuacán, encontrándose en el centro de la Calzada de los Muertos, entre la Pirámide de la Luna al norte y La Ciudadela en el sur de hecho su construcción se inició cuando Teotihuacán empezó a desarrollarse como una de las principales ciudades de Mesoamérica y es la tercera pirámide más grande de la época prehispánica puesto que mide unos 65 metros de altura, detrás de la de Cholula en Puebla que mide 66 metros y la de Tikal en Guatemala que alcanza los 70 metros, curiosamente esta pudo haber sido originalmente más alta, puesto en la cima solía haber santuario, lamentablemente hoy en día solo queda en su lugar una plataforma cuadrada de superficie un tanto irregular en cuyo centro la gente se reúne para cargarse de energía positiva pidiendo a los cuatro puntos cardinales: norte, sur, este y oeste.
Seguido de esto darnos oportunidad de subir hasta la cima de la pirámide de la luna es otra cosa que debemos de permitirnos, ya que 242 escalones son los que nos separan de observar la cima donde en su momento se celebraban las ceremonias a Chalchiutlicue (diosa de los lagos y corrientes de agua), de hecho la pirámide de la luna marca el límite norte de la Calle de los Muertos, lo que le otorga una alta carga simbólica, y es el elemento más notorio de uno de los espacios urbanos más armónicos de la ciudad, la llamada Plaza de la Luna, este amplio espacio, que se encuentra rodeado por 13 basamentos (parte inferior de una edificación sobre la cual se levanta su estructura) con las típicas características arquitectónicas teotihuacanas y que en su momento se encontraban totalmente pintados, constituía un escenario inmejorable para los rituales públicos. Al pie de la pirámide se encuentra la estructura A, enmarcada por dos basamentos, en cuyo interior se encuentran nueve altares dispuestos sobre los muros más uno al centro, que simbolizan los rumbos cardinales, los intercardinales y el centro del universo.
Como es costumbre en sitios arqueológicos, actualmente los arqueólogos estiman que solo se ha escavado el 6% de lo que fue la ciudad, por lo cual siempre hay trabajos arqueológicos en la zona, quizá un punto interesante es que el 40% de lo que podemos ver es restauración solo para que nos demos una idea de cómo era esta ciudad en la época prehispánica.
Algo que no queremos dejar pasar es hacer mención de nuestro guía en esta ocasión, el buen Osmar, un agradable sujeto muy profesional que tuvo a bien explicarnos estas y muchas cosas más de este mágico espacio lleno de cultura y misticismo, y no solo mostrarnos las pirámides de la zona más visitada sino incluso las pinturas rupestres en las cuales se puede apreciar la influencia del juego de pelota y muchos misterios más que aún falta por resolver.
De lo único que no tenemos ninguna duda en esta aventura, es que este reciento es una prueba más de que nuestro México es un país sumamente bello y que tenemos mucho por conocer, de todo lo que tiene para mostrarnos y hacernos sentir orgullosos de ser mexicanos con lo que pertenece a nuestra madre tierra.