7 de Agosto de 2025
 

¿Jóvenes viven un desencanto con la democracia?

 

 

EL UNIVERSAL

SAN JOSÉ.- En 2016, con unos 625 millones de habitantes, América Latina y el Caribe registraron unos 108 millones de jóvenes de 15 a 24 años. En 2023, con casi 656 millones de habitantes, tienen más de 160 millones de jóvenes y adolescentes de 10 a 24 años o una de cada cuatro personas: el sector representa un "bono demográfico" o una gigantesca ventana de oportunidad de la región para avanzar hacia el desarrollo inclusivo y sostenible.

En el papel estadístico, los números podrían ser una esperanza. En la realidad cotidiana, son una desesperanza. Al igual que otros rangos poblacionales, jóvenes sufren desempleo, carencias de salud, educación, vivienda y seguridad y falta de dinero, pero su caso genera más incertidumbre porque son un bloque mayoritario y dominante, y una parte crucial y significativa de la fuerza económicamente productiva.

Los paradigmas de las generaciones que nacieron en los últimos 30 o 40 años del siglo XX, que priorizaron democracia, libertad y desarrollo social, se modificaron con respecto a las de las primeras dos décadas del XXI, que se subordinaron más a la paz, la seguridad y su situación financiera individual.

Diferentes estudios interamericanos de opinión pública de 2023 mostraron que, a diferencia de los adultos ya mayores que siguen defendiendo la  democracia como modelo ideal de coexistencia humana, las nuevas generaciones preferirían sacrificar algo de este aparato por tener más seguridad, menos violencia y más estabilidad financiera.

¿Por qué se afianzó este proceso? "Porque el mundo de accesos y oportunidades está en crisis", afirmó el mercadólogo costarricense Iván Barrantes, consultor independiente en estrategia política. "Hoy un joven creería que, si acaso a los 35 años, podría salir de vivir de la casa de sus padres. El modelo está comprimido, el mercado laboral cada vez es más pequeño y expulsa a los extremos: a los jóvenes y la tercera edad", dijo Barrantes a EL UNIVERSAL.

Sistema amenazado

Una encuesta mundial de 2023 de Open Society Foundations, un centro privado global que financia grupos independientes para promover la justicia, la gobernabilidad democráticos y los derechos humanos y con presencia en más de 120 países de América, Europa, Asia y África, confirmó que "los jóvenes de todo el mundo son los que menos fe tienen en la democracia de todos los grupos de edad, lo que representa una grave amenaza para su futuro".

El estudio, denominado ‘Barómetro de la Sociedad Abierta’ y que se basó en 30 mil encuestas representativas en 30 países que reflejan diversidad geográfica, económica y política y con una población combinada de más de 5 mil 500 millones de personas, planteó que "con la crisis climática, el aumento de la desigualdad de ingresos y la desconfianza en los políticos, la pregunta es: ¿puede la democracia cumplir?"

La investigación halló:

1.- La gente tiene fe en la democracia. El 86% de los encuestados dicen que quieren vivir en una democracia. Sólo 20% cree que los países autoritarios pueden ofrecer "lo que los ciudadanos quieren".

2.- Los derechos humanos están arraigados en todo el mundo. El 72% cree que los derechos humanos han sido una "fuerza para el bien" en el mundo, y  71% está de acuerdo con que "los derechos humanos reflejan los valores en los que creo".

3.- Pero  autoritarismo atrae a unos, especialmente a  jóvenes;  57% de  jóvenes de 18 a 35 años piensan que democracia es preferible a  otra forma de gobierno, en comparación con 71% de  encuestados de mayor edad.

Decepción

"Juventud desencantada", sentenció la socióloga nicaragüense Elvira Cuadra, directora del (no estatal) Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (Cetcam), de Costa Rica. "Las encuestas realizadas en América Latina, que se caracteriza por contar con  población mayoritariamente joven, muestran que  juventudes, especialmente las de menor edad y las que forman parte de grupos de población con mayores vulnerabilidades [pobreza, discriminación, exclusión], son  más críticas y desencantadas con la democracia", alegó, a consulta de este diario.

"La explicación se podría encontrar en el pobre desempeño de los sistemas democráticos para resolver las necesidades y aspiraciones de las generaciones jóvenes. El resultado es una juventud desencantada, urgida de salir de sus países y encontrar mejores oportunidades en otros lados, especialmente en Estados Unidos", dijo. "Tienen [los jóvenes] muy pocas oportunidades para su realización como ciudadanos en tanto sus derechos están limitados y sus voces no son escuchadas por los gobernantes, y como consumidores, en tanto sus posibilidades de inserción a través de la educación y el empleo están seriamente limitadas prácticamente en todo el continente", advirtió.

Tras insistir en que "democracias enfrentan uno de sus momentos más críticos al final de este primer cuarto de siglo", mencionó que "tal como han revelado varios estudios, al menos durante  últimos 10 años se han producido retrocesos significativos en la democracia a nivel global, mientras que los regímenes autocráticos se han extendido".

En un capítulo sobre jóvenes en su página digital, la Organización de los Estados Americanos (OEA) reconoció que "en la mayoría de las sociedades, a la juventud se le niegan las oportunidades para el adelanto social, económico y político". Los jóvenes "son frecuentemente excluidos de la participación en discusiones y debates sobre los asuntos que más afectan su futuro. La juventud representa el futuro de las Américas", por lo que hay que concederles "estos derechos y oportunidades a una edad temprana", sugirió.

A los "jóvenes ciudadanos del hemisferio" se les debe "incluir" en el esfuerzo "de promover la igualdad, el desarrollo integral, la seguridad hemisférica, y la gobernabilidad democrática", señaló.

En  encuentro sobre infancia, adolescencia y juventudes en abril  en Chile, la socióloga y politóloga argentina Susana Sottoli, directora regional del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), recalcó en la "prioridad" de "invertir en la juventud de manera sostenible" y "dentro de la distribución de la riqueza de un país".

Al referirse a que  25% de la población latinoamericana y caribeña es adolescente o joven, puntualizó que "esto significa que la gran parte de  países todavía está atravesando lo que se llama el bono demográfico, una ventana de oportunidad que se va a cerrar pronto, ya que la dinámica que se avecina es el envejecimiento poblacional". Un informe de 2022 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) elaborado con encuestas regionales en la  pandemia del coronavirus, reveló que tres estratos juveniles —afrodescendientes, refugiados y migrantes— están entre  "grupos poblacionales tradicionalmente más postergados" y con graves problemas por "falta de dinero".

En  pandemia, que golpeó a la  zona a partir de 2020, investigaciones mostraron que "juventudes a las que la falta de dinero ha afectado con mayor frecuencia son las que se identifican como afrodescendientes y aquellas que se definen como refugiados o migrantes", precisó.

Pese al deteriorado escenario, tampoco faltaron  reiteradas promesas de los gobiernos que proliferaron en una gran cantidad de rimbombantes declaraciones políticas.

En la V Cumbre de las Américas en abril de 2009 en Puerto España, Trinidad y Tobago, los jefes de Estado y de gobierno de 34 países americanos, tras catalogar a la juventud como "parte integral del desarrollo en nuestras sociedades", se comprometieron "a continuar invirtiendo en nuestras y nuestros jóvenes".  Pero más de 14 años después de Puerto España, y con las poblaciones juveniles en constante crecimiento en número, la deuda creció, siguió pendiente de solución y, en medio de estadísticas y realidades, proliferó la desesperanza.

 


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