Mónica comparte con nosotros su experiencia contra esta enfermedad
Álvaro Guerrero
La señora Mónica Soledad García Méndez es una sobreviviente a la enfermedad más violenta que puede padecer una mujer, el cáncer de mama, en su historia tuvo que pasar por muchas situaciones para combatir a este monstruo, las cuales no existían anteriormente para brindar una posibilidad de cura.
“Mi vida antes del cáncer era normal, me gusta trabajar, limpiar mi casa, convivir con mi familia, con los vecinos, arreglar las plantas y siempre ser muy feliz”.
A pesar que existen instituciones que dan apoyos para la detección del cáncer de mama, son muy pocas las mujeres que se realizan una mastografía por iniciativa propia o van a la revisión periódica con el ginecólogo, o buscan información de temas para el cuidado de su salud.
“La primera mastografía que me hice fue por iniciativa propia, no se detectó algún tipo de anomalía, hasta que empecé con dolores de cabeza, cada día eran más intensos, así estuve por tres días, después sentía intensos dolores en el seno hasta que me auto exploré y me encontré una bolita de aproximadamente dos centímetros, rápidamente fui con mi ginecólogo, me mandó realizar un ultrasonido y una mastografía, y ahí estaba, era cáncer”.
¿Cómo cambia la vida?
La vida cambia completamente no solo para las personas que padecen el cáncer, hasta el vínculo familiar se ve perjudicado, y en ocasiones la enfermedad también la sienten los miembros de la familia aunque no padezcan la enfermedad.
El aislamiento, las emociones, las pocas ganas de sobrevivir y más si no se tiene el apoyo de sus familiares, vecinos o amigos, esa es la parte que el cáncer destruye psicológicamente.
Las edades que se recomienda para hacerse una mastografía es a partir de los 40 años, las cifras han demostrado que también han habido mujeres menores de los 40 con cáncer de mama, así lo da a conocer la Asociación de Mujeres con Cáncer en el Municipio.
“Fui canalizada al Centro Estatal de Cancerología (CECAN) en Xalapa, donde lo más difícil para mí fueron las quimioterapias, en ocasiones las reacciones que tenía por el medicamento eran las ganas de vomitar y escupir continuamente, fue hasta la tercera terapia cuando inició lo más difícil para toda mujer: la caída del pelo”.
La importancia de la imagen
La lucha del cáncer no solo es extirparlo del cuerpo que lo padece, sino también sobrevivir con la falta de un órgano, sea cual sea, la caída completa del cabello es otro rasgo que se discrimina por la sociedad, amén del desconocimiento de que no es una enfermedad contagiosa.
“Como mujer me sentía normal como cualquiera y más cuando me encontraba usando mis pelucas, que ahora son ocupadas por otra compañera que está en terapias, también investigué que para que no se notara la ausencia de mi seno, pude realizarme una cirugía plástica gratuita en el CECAN”.
A pesar de todo lo sucedido a la señora García Méndez durante su lucha contra el cáncer, ella sigue apoyando a sus demás compañeras que manifiestan algún tipo de cáncer.
La entrevistada manifiesta que son pocas las asociaciones en el municipio que apoyen la lucha contra el cáncer en la mujer, la Asociación de Mujeres con Cáncer está compuesta por 15 mujeres, de las cuales 8 sufrieron cáncer de mama.
La señora Mónica hace hincapié “que se hagan las mujeres su autoexploración que no dura más de dos minutos y lo hagan periódicamente”, de igual forma invita a la población a que se una el día viernes 17 de octubre a la Caminata por la Lucha Contra el Cáncer, llevando consigo una camisa de color rosa.
Una dura lección
Los últimos estudios realizados por la Universidad Autónoma de México, indican que las mujeres más propensas son aquellas que no llevan una dieta adecuada, jamás han dado lactancia, las que consumen bebidas alcohólicas y que fuman, en ocasiones, la herencia genética es un factor importante de riesgo de padecer cáncer.
“La primera vez que conocí la enfermedad fue cuando mi madre fue diagnosticada de cáncer, a pesar que la ciencia hace más de 30 años no se encontraba muy avanzaba como hoy en día, ella solo pudo vivir por diez años con los pocos medicamentos que existían, no hemos sido las únicas dos personas dentro del vínculo familiar, mis hermanas y yo pudimos combatir la enfermedad, siempre hemos sido preventivas, ninguna de nosotros nos hemos dado por vencidas.”
El cáncer de mama no distingue religión, estado socioeconómico, edad y en los últimos años tampoco el sexo, en las últimas estadísticas realizadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geográfica (INEGI) los hombres han sido víctimas del cáncer de mama pero en menor cantidad.