Son prácticamente extorsiones de maestros y directores, pues esos pagos no son obligatorios
Facundo Bartolo Salazar
Ante las próximas ceremonias de clausura de cursos y graduaciones, las instituciones educativas comienzan a exigir cuotas indebidas a los alumnos, independientemente de su grado escolar, lo cual es prácticamente una extorsión y engaño por parte de maestros y directores, quienes piden 500 pesos en promedio, que serán utilizados para gastos de los citados eventos, denunció Alejandro Tapia González, presidente de Mujeres y Hombres Buscando una Vida Mejor.
Añadió que específicamente quienes se graduarán tendrán que gastar otros 500 pesos o más para sus vestuarios, lo cual es una cantidad considerable y lamentable, pues es claro que los diferentes niveles de gobierno, así como legisladores, luchan para que no se den ese tipo de atropellos. Opinó que es necesario especialmente recordar que a las escuelas públicas asisten alumnos de muy escasos recursos en un 90 por ciento, siendo claro que sus padres no pueden enviarlos a escuelas privadas.
Comentó que la situación planteada constituye un grave daño a la economía de las familias, pues son privadas por los mentores de recursos necesarios incluso para garantizar varios días de alimentación. Dada la situación, consideró necesario informar a los padres de familia que dichas cuotas no son obligatorias, por lo que de ser “extorsionados” o asustados por los maestros con negarles la entrega de documentos de sus hijos, por no acceder a pagar tales recursos para la satisfacción de maestros o directores de escuelas, deben denunciarlo ante las instancias correspondientes. Lo anterior, sabiendo que ese dinero no se refleja en las instituciones educativas, que en muchas ocasiones permanecen sin mejoras durante años.
Aseveró que en muchas escuelas ya encontraron la forma de sacar dinero de los padres de familia, pues cada año se preparan para los eventos de clausura de cursos y graduaciones, no para beneficio de los alumnos, sino para estafar, poniéndose de acuerdo con los fotógrafos, con los que ponen coreografías, con los equipos de sonido, con la finalidad de “inflar los costos” para obtener grandes cantidades de dinero. Afirmó que esos grandes presupuestos no son necesarios, sabiendo que los padres de familia lo que desean para sus hijos es educación de calidad, en lugar de bailables estupendos.
Lamentó que en ese ámbito haya maestros que tienen que buscar a otros “maestros de apoyo” para que den clases de materias que los titulares desconocen por falta de preparación, ocasionando lo anterior aún más costos para los padres de familia. Comentó que además lo anterior está prohibido, pues no puede haber un maestro dentro de una institución de educación pública, sin que pertenezca a la plantilla de la escuela. Consideró que independientemente del costo de los “maestros de apoyo”, estos ahorran trabajo a los maestros titulares, quienes por no superarse recurren a esas anomalías.
Manifestó que normalmente, si alguien da clases implica que cuenta con buena preparación, pero desafortunadamente, hay quienes no dominan ni siquiera habilidades básicas. Insistió en que hay maestros quienes no saben ni siquiera expresarse, por lo que, sostuvo, si los padres de familia no pueden entender a tales maestros, mucho menos los alumnos a quienes no son capaces de impartir clases.