-Respetan el diseño arquitectónico
Por Brenda Pérez Aguilar
Debido a que el paso del tiempo ha hecho de las suyas deteriorando físicamente la imagen del histórico sitio de la Finca La Soledad, la presidenta del DIF Municipal, Rosita Martínez de De la Torre, ha logrado que el Ayuntamiento actual gestionara los recursos suficientes o programas, para la restauración de este emblemático lugar.
Trabajos que se realizan desde hace poco tiempo y llevan el propósito de respetar el diseño arquitectónico original, mientras tanto los trabajos del DIF Municipal en beneficio de las familias, continúan en un ala del portentoso edificio.
Cabe señalar que de los pocos activos históricos con que cuenta la ciudad de Martínez de la Torre está la Finca “La Soledad” y El Castillo que alberga al Ejército Mexicano y los pocos edificios particulares donde aún perdura el sabor de antaño, de sus inicios, de sus grandes corredores y sus tejas del siglo XIX, que por cierto quedan pocos.
La Finca “La Providencia”, hacienda dedicada a la cría de ganado propiedad del insigne constituyente José María Mata, quien fuera alcalde de Martínez de la Torre en 1895, siendo en ese mismo año y en ese mismo sitio, su lamentable fallecimiento y la familia Cassaza Lavoignet.
Este predio rústico que en aquellos tiempos constaba de 283 hectáreas, en 1942 lo adquiere el general poblano Manuel Ávila Camacho, siendo Presidente de la República, y de inmediato le cambia el nombre y le coloca el de Finca “La Soledad”, sin duda, por el inmenso amor que le ofrendó a su esposa Soledad Orozco.
Al tomar posesión de las tierras y el casco de la hacienda, el general ordena la remodelación y ampliación pero respetando su diseño arquitectónico original y solo, entre otras acciones, instruye la construcción de una alberca así como también que en sus amplios espacios, el general ordenó el embellecimiento con flores y frutos exóticos provenientes de diversas partes del mundo así como en sus praderas el impulso, mejoramiento genético y explotación de ganado bovino.
A la muerte del “Presidente Caballero”, inolvidable benefactor de la región, toma posesión de estas tierras la entonces Secretaría de Agricultura y Ganadería para convertir la finca en una estación nacional de cría hasta cederla al gobierno del Estado que la transfiere este al DIF Municipal a finales del siglo XX.