* Un mes antes de ser asesinado, Camilo creía que podía cambiar el país: Viuda
AGENCIA AVC
San Rafael, Ver.- En estos días de Navidad, de encuentros con los seres queridos, la familia Castagné Velazco trató de omitir un nombre. Evitaron hablar de él, porque el dolor de la ausencia del bromista Camilo es tan grande que les impide estar bien.
Los seis hermanos y hermanas crecieron juntos bajo el cuidado de un padre que se dedicó a trabajar en el transporte y una madre que los despertaba temprano para mandarlos a la escuela. Solo después de hacer la tarea podían salir a jugar con los vecinos en el barrio de La Jungla.
“Mi papá era una persona muy noble, lo que le interesaba era que estuviéramos bien y contentos, que fuéramos a la escuela, jugábamos béisbol, fútbol, a los encantados, con toda la bola de amigos y a Camilo lo que más le gustaba era el fútbol”, recuerda una de las hermanas de Camilo.
Camilo Castagné Velazco y su familia emigraron a Xalapa y después al puerto de Veracruz, para que pudieran estudiar algunos la secundaria, otros la preparatoria y unos más la Universidad.
Camilo se fue a vivir a Puebla. Ahí estudió un semestre de la carrera de medicina en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) cuando se enteró de la convocatoria para ingresar a la Policía Federal.
“No lo pensó. Fue, se inscribió, pasó los exámenes y se quedó en la Academia. Él siempre quiso ser policía, desde niño, nos contaba que quería ser Policía. Iba a ser médico porque a mi mamá le daba miedo que le fuera a pasar algo malo, por eso iba a estudiar medicina, pero Camilo siempre lograba lo que quería ser y lo logró, fue Policía”, refiere una de sus hermanas.
En la cabecera municipal de San Rafael fue colocado un busto del excomisionado de la Policía Federal en Veracruz, Camilo Castagné Velazco, asesinado el 24 de junio del presente año, por un comando armando, en Ciudad Cardel, cuando se encontraba en un restaurante.