“El colmo de un ignorante es ignorar que él mismo existe, y el colmo de un soberbio es creer que ya se lo sabe todo. Un hombre ignorante, es un muerto caminante, un pueblo ilustrado, jamás será engañado. La mente puede hacer del cielo un infierno, y del infierno un cielo. Si lo increíble es creíble, resulta pues increíble que lo creíble sea increíble y todo por creer, en lo que no debemos creer.
La paz y la felicidad comienzan, donde terminan el egoísmo y la maldad. La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces. Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado. Quién se ríe y se burla de algo que no comprende, el tal, es un idiota, o está en el camino de serlo. Los tontos y los necios: no aprenden por la lógica, sino por las malas experiencias. En una discusión es difícil refutar a un ignorante. Eduquemos a los niños, y no será necesario castigar a los hombres. La pereza camina tan despacio, que pronto le alcanza la pobreza. El que abandona su puesto y corre como una gallina, el tal, no inspira confianza, tampoco es digno de lástima. Lo que es verdad a la luz de una vela, no siempre es verdad a la luz del sol. No hay tiempo que no se cumpla, ni deuda que no se pague. No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Busquemos la verdad como quién busca un tesoro, y sólo con la verdad, seremos verdaderamente libres. No sabe más quién habla más, sino quién dice lo más importante. El ideal supremo es hacer de un sueño una realidad, siempre que la realidad no sea un sueño. La justicia consiste en dar a cada hombre lo que legítimamente le corresponde. Al que se le agarra en mentira, ya no se le cree más, aunque diga la verdad. La vanidad de los adornos es una verdadera maldición. Cuesta más caro mantener un vicio que mantener dos hijos. El hombre atareado tiene pocos visitantes ociosos, a la olla que hierve no acuden las moscas. Una respuesta blanda calma la ira. La música es el lenguaje universal de la humanidad, la poesía es su pasatiempo y delicia universal. La risa es la distancia más corta entre dos personas. El universo prueba la existencia de un Dios, como el reloj la de un relojero. Experiencia no es lo que le pasa al hombre, sino lo que hace con lo que le pasa. El único medio de salir ganando en una discusión es evitándola”.
Y pudiéramos continuar interminablemente con esta lista, pues los refranes y sentencias son tan bastos como los dicte el tiempo y la experiencia los haga. Lo verdaderamente importante es aprender de ellos, pues encierran doctrinas y moralidad que todos nosotros debiéramos seguir, acatando la experiencia de la gente mayor en ellos reflejada. A propósito de la alarmante pérdida de valores morales que muchos niños y jóvenes aún no conocen porque ya no se practican, algunos refranes y sentencias resultan muy apropiados, al menos para que se enteren como se manejaban las cosas en el pasado; cuando se agradecía por todo, cuando todas las llamadas telefónicas, o de cualquier otra índole, eran devueltas, cuando los tratos verbales se cumplían o se justificaba su rechazo, cuando la gente que se encontraba por la calle se conociera o no, se saludaba aunque sólo fuera de pasada con un simple buenos días, en fin, ¡qué tiempos aquellos señor don Simón! Qué pena que ya no se usen. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.
Luis Humberto.
