En estos días se votó por la reforma eléctrica, que culminaría con la desaprobación del proyecto por no tener una mayoría calificada, es decir el voto de dos terceras partes de la Cámara de Diputados, pero algo importante que destacar es sobre qué bases se votó, incluso si es justificable las posiciones políticas.
Para saber todo el panorama de la situación es bueno indagar en los antecedentes. Todo se remonta a la reforma del año 2013-2014, cuando se hizo un cambio que tenía por objetivo incentivar la transición de hidrocarburos a energías limpias, pero conforme pasaron los meses las cosas no eran lo que parecen pues hubo mucha controversia sobre la efectividad de la reforma y una duda sobre a quién verdaderamente iba a beneficiar, con lo cual el proyecto quedó como algo cuestionable, eso sin olvidar situaciones de sobornos y más para el voto llegando el tema del conflicto de interés.
Ahora en 2022 las cosas no han cambiado porque se llegó a un punto de coerción para votar en la reforma, más que nada político-ideológico, en solo confiar en ese proyecto, cuando se debió darle difusión a los pros y contras de forma exhaustiva, y no solo hacer un simple foro.
Lo que se tenía que hacer era convocar a los mejores especialistas en la materia y poner sobre la mesa lo que verdaderamente se necesita para la transición energética, logrando una sustentabilidad económica, social y ambiental, consolidando un proyecto muy bien estructurado a cargo de especialistas objetivos y que no tengan inclinado su juicio solo por el hecho de respaldar al partido político o al ejecutivo federal.
Algo interesante es que cuando menos por ahora México no puede dejar de depender de los hidrocarburos, es más casi ningún país puede dejar de prescindir de esos recursos, pero muchos están tratando de diversificar fuentes alternativas que produzcan electricidad, cosa que no ha sido tarea fácil ya que países como Alemania han intentado esa transición de los hidrocarburos y energía nuclear a energías limpias, cosa que ha sido un fracaso ya que producir otras fuentes como las renovables requiere de mucho presupuesto puesto que son muy costosas.
Una evidencia notable de los que se está planteando es que en la guerra ruso-ucraniana el factor petróleo y gas han volcado la economía, lo que deja en evidencia la dependencia mundial de estos recursos, que son capaces de mover estrategias, negociaciones y la economía internacional.
Con esto se deja en claro que por el factor externo le es imposible a México convertir su política energética pues a nivel mundial se requiere el hidrocarburo, pero a nivel nacional simplemente no se ha impuesto un referente de cambio en la forma de proceder, pues se mantiene la estatización y estatus sobre quien maneja la producción eléctrica, eso sin contar la nula voluntad de transición a otras fuentes alternativas, no solo por los efectos ambientales, sino que al día de hoy puede ser preocupante la dependencia potencial de nuestro país al hidrocarburo porque algún día estos recursos se tienen que acabar o mínimo escasear, con lo cual los costos y su acceso serán una odisea, eso sin mencionar el daño ambiental que viene de cajón.
Mencionado lo anterior, debemos tomar en cuenta que la necesidad se puede vislumbrar en el abastecimiento, cuidado del medio ambiente, rentabilidad, dinamismo económico, suficiencia, diversificación, apertura de mercado, eficiencia de procesos y más. Todos estos criterios como mínimo deberían ser tomados en cuenta para una reforma de este tipo, sin embargo la mayoría de los legisladores solo enfocaron en quien es el bueno o malo por estar a favor o en contra de este proyecto, anteponiendo razones ideológicas antes que las objetivas, lo que nos deja un criterio pobre sobre la situación, además de la falta de negociación sobre lo que debería llevar la reforma, solo por el hecho de mantener antagonismo uno con otro grupo parlamentario.
Concluimos que necesita una reforma que beneficie a todos por igual y no solo a un grupo de interés, pero en esta y la anterior reforma, solo benefician a grupos empresariales o al estado, sin atender verdaderamente las necesidades energéticas en México y sus efectos ambientales y económicos directos a la población, pero que a la mayoría de representantes no les interesa y solo quieren votar según corrientes políticas.
Es momento de reflexionar, logrando ver que el panorama se queda estancado por la falta de negociación, la falta de educación sobre el tema y el exceso de fanatismo político e ideológico hacia una persona o en contra de esa persona, cuando necesitamos una reforma que incentive el mercado, el desarrollo económico, el cuidado al medio ambiente y la diversificación de fuentes limpias para una transición energética, pero que en su lugar propusieron algo estatista y dependiente de hidrocarburos, dejando en visto el ego, necedad, ignorancia, así como el poco valor que le dan a las necesidades del país solo por cumplir una agenda política, o ¿Qué opinas?