Cuando se es líder, siempre hay que tener inteligencia emocional para así poseer todo lo que alguien de esas características debe poseer, sin olvidar que el escrutinio público es muy fuerte, algo que congenia con aquella persona que se convierte en ejecutivo federal, sin embargo esta es una excepción ya que nuestro presidente ha carecido de la misma durante su carrera política.
Después de la marcha a favor del INE, el presidente que debería permanecer al margen o cuando menos dar una opinión constructiva, solo se dedicó a dar sus opiniones personales de la marcha, calificando a cualquiera que participara o simpatice con esa marcha como clasista, racista, aspiracioncita y cualquier otro adjetivo que él crea que puede identificar a ciudadanos que ni conoce.
Esto se volvió una cuestión de división entre una clase de mexicanos y otra, lo que al ejecutivo puede enojarle el hecho de que él no protagoniza la marcha, la clave de no victimizarse como siempre lo hace, implicando el linchamiento por parte de su gobierno, la exhibición y crítica destructiva por parte suya, atributos que no son nuevos.
A partir de aquí se puede suponer que la reforma electoral tiene la baja probabilidad de no ser aprobada, pero si puede servir como una nueva forma de victimización para el presidente, que necesita una excusa para organizar una marcha que de alguna manera alivia su ego herido pues nunca pensó que gran parte de los mexicanos iría a marchar, sin contar con toda la gente que no asistió, tampoco está de acuerdo con la reforma.
Ahora queda ver las acciones del ejecutivo en su intento de hacer pasar la reforma electoral, además que cualquier marcha será vista como una forma de cobrar el atrevimiento de convocar una manifestación que no fuera a favor de él o de su movimiento por que sería interesante mantener el enigma de lo que hará si no le aprueban la reforma.
Puede ser que no consiga una victoria con la iniciativa, pero si puede recurrir a algo secundario, lo que es una ley electoral que de alguna manera sirva para tambalear el poder del INE en cuanto su presupuesto, cosa que si es probable que pase, añadiendo el plus de su aniversario de año de gobierno, lo que implica como siempre una propaganda política pero aún más profunda, por el resentimiento al INE, la cuestión de un año más transformando según ellos, y lo más interesante lo cual es las elecciones del 2023.
El tema electoral de 2023 de alguna manera es la base de la presidencial en 2024, por lo que se requiere tener buen capital político, pero lo más importante que es convencer al voto. Para el ejecutivo la elección de Edomex en 2023 significa asegurar la joya de la corona en 2024, algo que se mantiene en vilo pues está la posición de los priistas que no quieren dejar su estado en manos del color guinda, pero están otros que por presiones de caer en desgracia, están pensando en ceder el territorio con tal no sucumbir ante sus acciones.
Todo esto puede ser una muestra de ego a partir de la victimización, sin mencionar algo interesante y es que esta marcha a favor del INE, fue espontánea, es decir sin acarreados, algo que sería muy dudoso que pase en la que encabezará el presidente pues ya se tiene una organización de autobuses, refrigerios, incluso hospedaje, viendo esto como una competencia, quien traiga más gente, tendrá más aprecio de su líder transformador.
Se puede concluir que el ego es un atributo de los soberbios, que cuando les hieren el orgullo pueden perder la cabeza, algo que puede detonar decisiones radicales que pueden afectar a los demás, pero eso no importa si con ello logran sus objetivos, y más cuando el resentimiento lo disfrazan de victimización, llegando a un punto de no retorno con todo aquello que puede ser n no ser en la vida política de este país.
La democracia mexicana de estos años se ha convertido en una batalla de ideologías y no en un concepto de estabilidad institucional, que de alguna manera queda en última instancia.
Para reflexionar, nosotros como ciudadanos esperamos una persona capaz que está al frente y que posea inteligencia emocional, en el entendido de que pueda tomar decisiones basadas en la razón y no en el ego, por lo que su sociedad siempre lo vería desde una perspectiva seria y no superflua, a menos que ese líder se acostumbre solo a la imagen y no al fondo, o ¿Qué opinas?