23 de Noviembre de 2024
 

Institucionalidad vs Ideología / Por Jorge Luis Borboa

 

 

En los últimos días, la 4T ha sido objeto de controversia por diferentes proyectos que están a punto de aprobar, como la reducción de horas laborales, disminución de edad para ser funcionario, la limitación del TEPJF, así como la poca importancia que le dan a la actividad del INAI.

Todo esto ha sido interesante pues de alguna manera expresan que no quieren lidiar con requisitos para actuar en sus labores, que nadie los limite, revise, evalúe, en fin, nada ni nadie pueda detenerlos en sus proyectos independientemente si son buenos o malos.

La institucionalidad de nuestro país se fue construyendo poco a poco, pues debemos recordar que cuando se fundó el país, se hizo bajo un concepto más ideológico, enfocado a un país libre de España solamente, pero en ningún momento se planeó adecuadamente la estructura de Estado que tendría un país que nacía con un índice de analfabetismo puro, una economía quebrada, enemigos por todos lados y mucho más, incluso ni pensaron adecuadamente el sistema de gobierno que habría, desencadenando varias décadas de lucha, hasta que triunfó el federalismo.

A partir de la Reforma en 1857, se quería dar forma a algo, cuando menos en la ley, siendo interrumpida esa institucionalización por la pelea entre Liberales y Conservadores, siendo Juárez muy polémico pues en la práctica de alguna manera contradijo con sus acciones los planes de consolidad la estructura del estado mexicano, añadiendo la invasión francesa, para que en la República Restaurada simplemente tuvieran pleitos relacionados con la reelección, cosa que sería el largo tema de conversación durante más de 30 años, pues con el Porfiriato, de alguna manera se hicieron avances con la estructura del estado, finalmente teniendo una consolidación como país, logrando de alguna manera tener un estado fuerte, aunque la represión y el tiempo fueron los grandes errores del General Díaz.

Llegada la Revolución, todo dio un giro de 360° cuando todo el sistema que se construyó durante 30 años se rompió, sin embargo eso no quiso decir que entró uno nuevo, es más, se puede asegurar que desde 1910 a 1920 se vivió un tormenta para un país que quedó relegado a la tierra sin ley, para que de 1920 a 1934 hubiera una simulación de un estado mexicano, llegando a la ironía porque después de muchas traiciones entre líderes y caudillos, llegaría la única solución que sería un partido hegemónico, que mantuvo sumido al país en un sistema ideológico autoritario hasta el año 1997 cuando inició la transición democrática que se lograría en el año 2000.

Haciendo un paréntesis, se puede apreciar que en la década de 1990 fue donde más acciones de institucionalización se lograron, curiosamente, sin olvidar los errores y atropellos cometidos, pues para el nuevo milenio, México llegaba con un sistema de estado totalmente diferente y listo para probarse con el pluralismo político.

En estos últimos 20 años, se ha visto como el sistema ha logrado continuar a pesar de los gobernantes, pero en estos días algo ha cambiado, pues la perspectiva radica en agrandar el estado, pero no las instituciones para su mejor funcionamiento sin inclinarse ante entidades políticas, por lo que es preocupante que se de el blindaje a la clase política y no a las instituciones que al parecer son el enemigo ideológico de los que nos representan hoy.

En cuanto a los poderes, se toma como defensa al ejecutivo y legislativo, mientras que el judicial pasó de nueva cuenta a ser el más desprotegido, marginado y estigmatizado, por lo que es demasiado contradictorio entablar un cambio sin reformar las instituciones para que sean mejores y eficientes, no para pasar sobre ellas, y elegir a los representantes de las mismas con criterios relacionados a ideologías, opiniones o simpatías con un movimiento político, aunque ya saben todos que es lo último que ve la clase política.

Se puede concluir que la institucionalidad no importa, sino el estado formado por una clase política cuestionable, algo que no tiene color de partido, simplemente se pretende poner de nueva cuenta, los intereses de los políticos encima de los de la nación, aunque digan lo contrario o más bien, relacionen de una manera retorcida ese objetivo.

Es momento de reflexionar, pues todos queremos un cambio que beneficie al ciudadano mexicano a través de un estado confiable y liberal que no se entrometa en la vida de las personas, pero cada vez nos damos cuenta que eso no será posible, y no importa el color del partido, o la ideología, al parecer la política mexicana es el estado que gobierna, mientras que en teoría tenemos un estado de derecho institucional que funciona como el chivo expiatorio, o ¿Qué opinas?



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