23 de Noviembre de 2024
 

Boca, vida y muerte / Por Osbaldo Ramírez Vázquez

 

 

Una cosa soy yo y otra lo que escribo. Esperaba escribir algo relacionado con la muerte sabiendo que estamos en una fecha muy importante, a saber, el “Día de Muertos” pero esta vez quise escribir algo relacionado con una perspectiva científica. Así que dejé a un lado la visión histórica y por la tarde del día 1 de noviembre estuve conviviendo con un biólogo de talla, me refiero a José Eduardo Guerra Lastire y le dije: “Vamos a retar a la muerte como buenos mexicanos, pero antes de eso dime ¿qué puede decir un biólogo sobre la vida y la muerte?” y sin tanta jerga lingüística me dijo: “somos parte de la cadena alimenticia”, pero le pedí una explicación más fundamentada. Así que me puso de ejemplo la descomposición del cuerpo humano. Mientras escribía esto se me acerco un alumno, que también es alumno del biólogo, para preguntarme qué estaba haciendo y le dije que me dijera qué pasa cuando un cuerpo se descompone y me dijo: comienza la putrefacción, en esa fase las bacterias, hongos, gusanos se empiezan a comer el tejido, después los órganos y sólo dejan los huesos hasta que estos se vuelvan en polvo. En la explicación del biólogo, uso un concepto llamado “energía” y me explico que este concepto esta relacionado con la física, pero para no confundirme me pidió que leyera en ese momento una obra que me dejo completamente satisfecho por su escritura, esa obra esta titulada como: “Biología molecular y herencia” de científicos norteamericanos. En pocas palabras, las bacterias y los gusanos que se comen un cuerpo usaran esa energía para poder alimentar a otros y así sucesivamente. Todos nos alimentamos de todos. Lo que me sorprendió de esa obra fue que define a la biología como una de las ciencias más primitivas, la más compleja porque le es muy difícil definir leyes generales sobre los seres vivos, sabiendo que estos evolucionan. Por ser tan primitiva como compleja, hemos deducido que el hombre al no poder responder a esas preguntas sobre la vida y la muerte acudió a una respuesta misteriosa y religiosa.

A muchos ateos les parecería gracioso saber que en este proceso se inventan los dioses para dar respuestas a preguntas tan complejas, pero para ese momento es preciso decir que es la respuesta más inteligente que el hombre pudo dar. El tema de la muerte esta estrechamente relacionada con cada cultura y cada una de ellas le ha dado un significado diferente. Citando a Octavio Paz, nos dice, que la muerte ilumina nuestra vida y que, si nuestra muerte carece de sentido, entonces, tampoco lo tuvo nuestra vida. Por ejemplo, cuando alguien muere por un tiroteo o degollado la mayoría de la gente dice: “él se lo busco” y tienen razón, así como también la tiene Paz al decir esto, porque cada uno de nosotros obtiene la muerte que se merece, se busca y nos hacemos. La muerte de los mexicanos puede ser de cristiano o de perro. En lo personal, cuando un primo murió por un accidente todos se lamentaron diciendo: hay que morir como se vive. La mala suerte no nos pertenece y esta nos mata.

Al principio de estas líneas dije que iba a retar a la muerte junto con el biólogo, como buenos mexicanos y es que a nosotros no nos da miedo mencionarla, de hecho, somos una cultura que hasta apostamos con ella nuestra vida y le hacemos una fiesta donde ponemos grandes altares de comida, pan, flores, dulces y lo que en vida les gustaba a nuestros seres queridos. Antes de la conquista española, los antiguos mexicanos ya creían en ella, ya había un lugar de los muertos (Mictlán), pero no era como un lamento donde iban a parar las almas a ese lugar y pagar sus pecados, arder en llamas como en el infierno cristiano. Los mexicanos son impuros, no son santos y eso es lo que siempre han defendido, sus costumbres paganas, su pensamiento mágico, sus bacanales, sus fiestas desenfrenadas, sus carnavales y sus religiones eufóricas de hongos alucinógenos. Ya es sabida esa frase de que “La materia no se destruye, solo se transforma” y “Pues polvo eres, y al polvo volverás”, pero con la explicación de mi compañero el biólogo surge una nueva: “Hoy no te comieron, pero tu si comiste”. También hemos coincidido que la muerte es temida, horrible y mala, pero en realidad no sabemos nada de ella, pues mientras somos ella no es y cuando ha llegado nosotros ya no somos.



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