Cerca del río Filobobos por el año 1932 vivió una pastora muy simpática, la mayoría de su comunidad la admiraba muchísimo que todos la saludaban de la mano como el beso en la mejilla fuera el lugar en donde se encontrarán con ella. Salía a caminar todas las mañanas, pero un día no se le vio pasar, pero no despertó dudas como para preguntarse por ella. Fue sino hasta el tercer día que nuevamente por no verla pasar decidieron ir a buscarla y al no encontrarla comenzaron a reunirse para dividirse en pequeños grupos y recorrer todos los rincones más pequeños. Al fondo se escuchó el grito de un niño diciendo ¡Ahí viene! Todos corrieron para preguntarle por su estado de salud, ella solo sonrió y tocó el rostro de una mujer como el hombro del niño que estaba a su lado. Siguió caminando hasta buscar un lugar con altura y así dirigirse a sus seguidores diciéndoles que se había transformado, no solo podía hablar el lenguaje de la iglesia, sino que si ella se lo proponía, con el don de su interpretación sagrada podía caminar sobre el agua por la mañana a las 9:00 en punto. A la mañana siguiente todos se encontraban reunidos en el lugar establecido. Se acercó a ellos y habló así: “¿Están convencidos de que puedo caminar sobre el agua?” Con mucha seguridad y en tono alto dijeron: “Sí, lo estamos” y ella les respondió: “En ese caso no hay necesidad de que lo haga”. Todos la miraron, le sonrieron y comenzaron a marcharse a su casa.
Eran las 13:30, solo restaba una hora para que comience el partido de fútbol que tanto había esperado Facundo, un joven ansioso sentado en su salón de clases porque su profesor de humanidades se ha retrasado por 3 minutos, pero al verlo llegar se alegra porque así podrá salirse minutos antes y llegué a ver su partido. Al comenzar la clase, el profesor comenzó a contarles a sus alumnos que había soñado algo muy extraño, a saber, que se le iba la boca y la cara chueca, lo que llevó a las carcajadas y así pudieron contagiarse sus alumnos y ellos también reír, pero José solo pensaba en su fútbol. Cuando se consiguió el silencio anunció lo siguiente: “Hablando en serio ¿sabían que las personas que nacen con el labio leporino fue a causa de que los padres tuvieron sexo durante semana santa y en un eclipse? José levantó el rostro y mirando a su profesor pensó que lo estaba diciendo de broma. Interrumpe nuevamente el profesor preguntando si sabían de esa información y nadie dijo nada, así que dio por concluida la clase y se marchó José ya no pensando en su partido sino lo que había presenciado.
La basura intelectual es el producto que la posmodernidad había esperado por mucho tiempo y si hay forma de contradecirme espero se tome en cuenta que esto se había anunciado en las obras de Dostoyevski: “Si Dios no existe, todo está permitido, y si todo está permitido la vida es imposible” y después Nietzsche: “Dios ha muerto, viva el hombre quien lo ha matado”. El Dios de estos escritores no es del teísmo sino del concepto de verdad. La verdad es asesinada o negada porque hoy todos la poseen. El nuevo pastor que está surgiendo en este momento, porque terminó decepcionado de su iglesia, pues pone su fe en las personas y no en su Dios, y con el don de su interpretación construirá su propia congregación. El profesor que simula dar clases, acomoda líneas de escritores que medio leé y después cita en casi todos sus escritos, refleja que mucho alumno no cuestiona a las autoridades. También refleja cómo la ética profesional pasa a ser secundaria. Si no se conoce un tema ¿Da mucha pena decir que no se conoce? Nunca antes se había presumido el no saber, era casi un sacrilegio, hoy en día la gente presume el no haberse leído ni un libro.
La basura intelectual está vinculada con el discurso de la negación de los hechos. Se parece mucho a ese personaje que usó la de: “Yo tengo otros datos”. Han confundido la libertad con el libertinaje y están corrompiendo el conocimiento.
La basura intelectual es hija de la posmodernidad, porque todo vale, todo está permitido.