De las parábolas que Jesús contó, hay una registrada por el médico Lucas, en el Capítulo 15, del versículo 11 al 32.
En alguna ocasión, cierto escritor dijo que si no existiera otro registro del mensaje de Jesús, más que esa historia, esa sola parábola sería suficiente para despertar en él la fe en Dios.
A continuación, comparto la versión versificada en Décimas Espinelas.
-El Padre amoroso y el hijo pródigo-
I
"Perdóname la insistencia
y que lo exija con brío,
pero quiero Padre mío
que me entregues ya mi herencia.
Quiero vivir la experiencia
de recorrer todo el mundo,
hay un anhelo profundo
por disfrutar de la vida;
vamos, dámela enseguida,
que no pase ni un segundo".
II
Así el hijo le pidió
al Padre que lo heredara,
y sin que este se negara,
toda su herencia le dio.
El muchacho así partió
a malgastar su dinero,
y a disfrutar por entero,
de vino, exceso y mujeres;
a embriagarse de placeres
buscando el deseo primero.
III
Pero todo malgastó
hasta quedar en la ruina,
y durmiendo en cada esquina
en la indigencia se vio.
Y cuando el hambre apretó,
cuidando cerdos lloraba,
pues su comida deseaba
y en el borde de la histeria,
y en medio de su miseria,
de su casa se acordaba.
IV
"En casa nada faltaba
y hoy la nostalgia me arroba,
yo aquí deseando algarrobas,
allá comida sobraba”.
Así el joven meditaba,
y al final volviendo en sí,
dijo: "Yo me voy de aquí,
regreso a mi casa y suelo.
Padre pequé contra el cielo
y he pecado contra ti”.
V
El hijo volvió a su casa
sin sentirse digno ya,
pero al verlo su papá
fue corriendo y que lo abraza.
Sin reproches dijo: "Pasa".
y ordenó que le trajeran
ropa limpia y lo vistieran
mientras él lo recibía.
Y ni un reproche le hacía,
ni nada que lo ofendiera.
VI
El Padre siempre amoroso
con gracia al hijo besó,
y una fiesta él ordenó
pues al verlo era dichoso.
El hijo volvió mugroso,
débil, pobre y muy hambriento,
pero terminó contento
porque su Padre le dio
de nuevo lo que perdió ,
y basto solo un momento.
VII
Esta historia sonará
a injusta y hasta increíble,
pero el amor invencible
del Padre siempre estará.
Y eternamente se oirá
-Pues esta verdad no pasa-
En la pregunta que traza
la voz del gran Padre amado:
"Hijo que te has alejado…
¿Cuando regresas a casa?".
-Simón Toledano.