*** Contra el uso superficial de la tanatología, resiliencia y psicoemociones. En defensa de la Psicología como ciencia en Martínez de la Torre, Veracruz.
En los últimos años, ha surgido una proliferación de conceptos como tanatología, resiliencia y psicoemociones en discursos que pretenden acercarse a la salud mental, pero que terminan por distorsionar, trivializar y en algunos casos, mercantilizar el sufrimiento humano. Sin embargo, estos términos son utilizados sin un respaldo científico, revestidos de un lenguaje místico o emocionalmente seductor, y presentados como soluciones mágicas a los problemas de la vida cotidiana. Este ensayo busca confrontar críticamente el uso banal de estos conceptos y reivindicar a la Psicología como una ciencia rigurosa dedicada al estudio de la conducta humana.
Tanatología: ¿ciencia o negocio emocional?
La tanatología, en su definición original, es el estudio científico de la muerte, el proceso de morir y el duelo. No obstante, muchos autoproclamados “tanatólogos” ejercen sin formación clínica, ofreciendo “sanación” o “acompañamiento” emocional sin una base teórica o práctica sólida. Es como si un carpintero, sin haber estudiado ingeniería, comenzara a construir puentes solo porque “le sale bien clavar clavos”.
En lugar de entender el duelo como un fenómeno psicológico complejo que puede derivar en trastornos como la depresión mayor o el trastorno de estrés postraumático (TEPT), lo reducen a un “proceso espiritual” que se resuelve con frases como “abraza tu dolor” o “transita la luz del alma”. ¿Dónde queda la evaluación clínica? ¿Dónde está la intervención estructurada y la medición de resultados?
Resiliencia: el nuevo “échale ganas” con diploma
El concepto de resiliencia ha sido secuestrado por discursos motivacionales. Originalmente, en Psicología, la resiliencia describe la capacidad de adaptarse positivamente ante la adversidad, pero requiere condiciones, apoyos, y se construye a lo largo del tiempo. Hoy en día, se ha convertido en una palabra comodín para invalidar el sufrimiento ajeno: “Tú puedes con todo, eres resiliente”.
Esto equivale a decirle a una persona con una pierna rota que corra un maratón solo porque “la mente lo puede todo”. ¿Dónde queda el acompañamiento terapéutico, el reconocimiento del trauma y la validación del dolor? La verdadera resiliencia no se predica con frases hechas ni se mide en likes. Se construye con estrategias basadas en evidencia.
Psicoemociones: el Frankenstein del coaching
El término “psicoemociones” no existe en ninguna taxonomía científica reconocida por la Psicología. Es un invento del coaching emocional y la pseudo-terapia que pretende sonar técnico, sin serlo. Lo presentan como una mezcla mística entre chakras, energía cuántica y emociones básicas, y lo usan para justificar toda clase de intervenciones dudosas: desde alineaciones energéticas hasta “limpiezas emocionales”.
Es como si alguien dijera que estudia “nutrigenética acuática” solo porque le gusta comer pescado. No tiene sentido. Hablar de “psicoemociones atrapadas en el cuerpo” sin pruebas, sin hipótesis falsables y sin métodos verificables es, lisa y llanamente, charlatanería.
Yo defiendo que la Psicología es una ciencia. Estudia la conducta humana a través de métodos sistemáticos, hipótesis contrastables, teorías basadas en datos empíricos y principios éticos. Es interdisciplinaria, rigurosa y constantemente evaluada por la comunidad científica internacional.
A diferencia de quienes lucran con el dolor humano a través de discursos emocionales sin base, la Psicología clínica trabaja con instrumentos diagnósticos, protocolos de tratamiento y evidencia de eficacia. No promete milagros, ofrece procesos. No ofrece respuestas instantáneas, sino acompañamientos profundos.
A ti, estudiante de la UPAV en Psicología, te invito a no rendirte ante la seducción de lo fácil, de lo que vende más pero vale menos. Si alguien quiere hablar de emociones, genial, que se siente con nosotros. Pero que hable desde el conocimiento, no desde el oportunismo. Si alguien quiere acompañar el dolor humano, que lo haga con respeto, formación y ética.
Y si no quieren estudiar Psicología, al menos que no la usen para manipular, vender frases bonitas o montar espectáculos disfrazados de terapia. Porque la mente humana merece más que eso. La Psicología merece respeto. Y si vamos a hablar de ella, hagámoslo con responsabilidad. Tenemos que combatir sin tregua a ese carroñero Juan Carlos Hernández Pacheco.