“Si supiera que hoy sería la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma. Si supiera que esta sería la última vez que te vería salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte más. Si supiera que esta sería la última vez que oiría tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente. Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría ‘te quiero’ y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes”.
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuánto te quiero y que nunca te olvidaré. El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para regalar una sonrisa, un abrazo, un beso, y que estuviste muy ocupado para concederle a alguien un último deseo. Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles "lo siento", "perdóname", "por favor", "gracias" y todas las palabras de amor que conoces. Nadie te recordará por tus pensamientos secretos”.
Pensamiento anónimo que invita a la reflexión acerca de la acción muy pocas veces llevada a cabo por nosotros, de expresar sentimientos cariñosos, afectivos, amorosos a nuestros seres queridos. El pensamiento cuando aporte sentimiento positivo o útil conocimiento debería expresarse invariablemente, no guardarse. Sentimientos negativos guardamos y expresamos a menudo para quejarnos, profiriendo insultos e improperios, directa o indirectamente, a quienes consideramos nos dañan y de paso, amargarnos un poco la existencia; conocimientos inútiles almacenamos también en lo más profundo, recóndito y escabroso de nuestra memoria, escondidos de los demás porque podrían modificar radicalmente la imagen que tienen de nosotros, pero también, trasmitimos selectivamente a quienes comulguen con nuestras ideologías. Ambos son parte de nuestra perenne dualidad. De nuestra personalidad, y no debemos preocuparnos tanto por ellos. Conducirlos con mesura sí. Nunca deje de expresar sus sinceros sentimientos afectivos a los suyos, a las personas que quiera, a su pareja o sus hijos y familiares. No espere nunca, mejor actué, exprese, demuestre hoy sus sentimientos y transmita los conocimientos que forjan pensamientos útiles, para que los utilicen los suyos cuando haga falta. No tenemos la vida comprada y tampoco nos vamos a quedar de muestra, así que actuemos en consecuencia ¡ya!
Por qué será que esperamos hasta el final de nuestra existencia para decir “lo siento”, “perdóname”, “no quise lastimarte” y muchas otras palabras que suplican perdón. ¿Será que cuando la muerte nos mira de frente, los males, las faltas cometidas, claman justicia? No esperemos hasta el final de nuestra vida para tratar de ser justo, consciente, prudente, ecuánime, con los seres que amamos. ¿Ya para qué? Yo le propongo mejor que no deje de escribir su obra, usted puede aportar una estrofa a la poderosa e inmensa obra de su vida, cultivando siempre pensamientos y sentimientos positivos. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.
Luis Humberto