En el lenguaje pugilístico o del boxeo, los golpes bajos son aquellos que no están permitidos por el réferi o árbitro de la contienda y su ejecución amerita sanción, como una amonestación y hasta una descalificación, lo que inmediatamente acreditaría el triunfo al contrincante que los recibe. Se considera un golpe bajo a los genitales o al bajo vientre.
En el lenguaje coloquial la expresión “golpe bajo” se utiliza para referirnos a una artera traición subrepticia o “bajo el agua”, cometida por una persona en contra de otra, haciéndose valer la primera de la traición de manera hipócrita y fomentada quizá por el rencor, el odio, la envidia, la soberbia, las ansias de poder y por muchas otras razones más, todas nefastas y mezquinas. Las razones por las cuales una persona recibe un “golpe bajo” pueden estar plenamente justificadas pero en la mayoría de los casos no es así. Muchas veces usted no se entera por qué las cosas no están saliendo como lo desea. Muchas veces usted no se entera por qué cuando ya lo está requiriendo Hacienda o cualquier otra dependencia gubernamental. Muchas veces usted no se entera por qué alguien de sus amistades ya no lo trata como debiera. Muchas veces usted no se entera de muchos porqués pero es muy probable que alguien de quienes se rodea acostumbre a tratar de resolver sus conveniencias de esta aciaga manera. Y yo me pregunto, ¿no sería mejor resolver cualquier diferencia con la lengua, es decir, hablando, concertando, con quien sienta que afecte sus intereses? Muchos intereses son afectados por terceros sin que ellos mismos, los afectados, se den cuenta y muchas veces, algunas personas se sienten afectadas por las acciones que otros emprenden sin que esto sea verdaderamente cierto; y también, porque no, muchas veces usted puede estar afectando subrepticiamente a terceros, plenamente consciente pero actuando hipócritamente de vil manera.
Hablar, siempre es la solución. Acordar, concertar, pactar, convenir, dialogar, platicar y escuchar atentamente las razones rinde mejores frutos, buscando otras maneras más positivas, más cordiales, más inteligentes, más congruentes de hacer que una persona se entere que está afectando sus intereses, en lugar de ejecutar acciones viles e indignas de usted que indudablemente se califica como un persona inteligente, consciente, digna, amable, caritativa, misericordiosa, religiosa y todo un sinfín de cualidades y virtudes que en su interior verdaderamente no cree poseerlas y sin embargo las aparenta. Sea honesto, prudente, sincero, amable, probo, conózcase a sí mismo y no joda, no afecte a nadie en la búsqueda y consecución de sus necesidades. No envíe “recados”, hágalo usted mismo. Muchas cosas en la vida son inevitables y no por eso debemos quedarnos callados, solo que existen modos más amables de hacer bien las cosas. ¿A poco no lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.
Luis Humberto.