Alma soñadora
“Tal vez, no poseemos alas “físicamente”, pero en nuestro interior crecen día a día, con nuestros fracasos y éxitos. Hay veces, en las que olvidamos su existencia, que han caído y se han debilitado a medida que el tiempo pasa. No podemos conseguir volar con nuestro cuerpo, pero lo puedes lograr con tu alma.
Deambular kilómetros y kilómetros, consciente de cada uno de mis pasos, junto a la naturaleza escoltada a mi alrededor. Sentir la alegría que habita en mí. Puede que no sea un viaje real; sin embargo, en mi interior lo es. Quizá es contra el tiempo, pero en mi viaje oportuno, el tiempo se desvanece, no existe. Solo doy paso a la tranquilidad y alegría. Puedo percibir cada estruendo de la naturaleza, melodías íntimas creando sinfonías, y el viento agolparse entre sí. El poder observar cada detalle encubierto día a día, que me da a conocer el destino. Sentir mi cuerpo sostenido en el aire, reflejando recuerdos, alegrías y felicidad. Al igual que en la realidad. No contengo mis alas físicamente, pero cada vez se fortalecen más y más, con mis hábitos y alegrías”.
Alma soñadora es un excelso pensamiento anónimo con el cual me identifico plenamente. También yo viajo muchos kilómetros, vuelo a todos tiempos sin salir del presente, no me pierdo pero vago por innumerables senderos que se abren a cada momento en mi imaginación que lo permite. Consciente de mis pasos recurro con frecuencia a la fantasía que me lleva de la mano por las sendas de la vida. Visito muchas casas, familias, amigos; recuerdos que evocan su última imagen grabada en mi memoria, los llevo en mi mente, los abrazo, saludo y convivo con ellos. No se dan cuenta pero desde mi humilde morada les acompaño visitándolos. Mis alas son enérgicas, fuertes, poderosas, a pesar de la real inmovilidad que mantiene mi cuerpo estático; cuando las extiendo mi organismo cede con voluntad para emprender cada vuelo hacia donde le indico a la imaginación me lleve. Es fácil si usted quiere, no requiere de gran concentración ni conocimiento, tan solo de buena intención. Mi soledad me permite relajarme con la paz y la calma que da el sosiego de sentirme en armonía y concordia con todos mis semejantes. Trazo mi destino con la esperanza de obtener buenos frutos, sirviendo, apoyando, ayudando. La vida es imaginación también. Es un viaje mágico y misterioso.
Si usted puede intente extender sus alas hacia la libertad de emprender buenas obras, buenas acciones, buenos propósitos, buenas ideas, que le permitan lograr un mundo mejor viviendo en armonía y concordia con los demás. Sirva, oriente, apoye, cultive, produzca, un mundo mejor para sus hijos, familia, amigos y para todos quienes le rodean. Vuele con su imaginación e idee las bases necesarias para crear un mundo mejor en su entorno y difúndalo con el mejor ejemplo para que logre con creces la imitación social de su buena obra, de sus buenas acciones e intenciones. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.
Luis Humberto.