¿Cómo nace un paradigma?
“Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de bananas. Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo. Después de algún tiempo, cuando algún mono iba a subir la escalera, los otros lo golpeaban. Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de las bananas.
Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos. La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le acomodaron tremenda paliza. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera, aunque nunca supo el porqué de tales palizas. Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato. Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho, lo volvieron a golpear. El cuarto y, finalmente, el quinto de los veteranos, fue sustituido. Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aun cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando aquel que intentase llegar a las bananas. Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentaba subir la escalera, con certeza la respuesta sería: “No sé, aquí las cosas siempre se han hecho así”. ¡¿Te suena conocido?!”.
La historia anónima que esta vez me ocupa, circula ya desde hace algún tiempo por las redes sociales en Internet, sobre todo cuando se acercan épocas de elecciones y procesos electorales. Con ella se pretende hacer consciencia de la realidad política actual. Estamos en el umbral de la ya tradicional etapa de los cacerolazos, en donde algunos se tiran contra otros con todo, dentro de los procesos electorales. Pareciera que la madurez política, como cosmovisión consciente de nuestra realidad ante las expectativas de alcanzar mejores perspectivas que nos garanticen un futuro plausible, aún no ha tocado nuestras conciencias. Seguimos tal vez como esos monitos, haciendo las cosas como hasta ahora porque siempre se han hecho así. Un paradigma es una teoría o conjunto de teorías, cuyo núcleo central se acepta sin cuestionar y a la vez suministra la base y modelo para resolver los problemas e ir avanzando en el conocimiento. Normalmente se usa este vocablo como sinónimo de “patrón”, “ejemplo” o “modelo” digno de seguir. Entonces por qué nadie se atreve a intentar cambiar el sistema actual si todos en nuestro interior sabemos que no funciona como debiera. No es tan sencillo, requiere de años cambiar un sistema global que ha venido evolucionando desde siglos hasta convertirse en esa inmensa maquinaria burocrática oxidada y plagada de corrupción.
Tal parece que nadie se anima, es nuestro modus vivendi actual y sigue creciendo, tanto que creo nadie concebiría un mundo diferente y sin tanta marrullería. Las artimañas siguen siendo las mismas, es el mismo atole dado con diferente dedo. Despensas, paraguas, bolsitas, cobijas, gorritas, láminas, pisos, y todo lo demás que usted se pueda imaginar muy pronto le van a volver a llegar a cambio de un voto. ¿O a cambio de su dignidad? ¿Qué importa? Reflexione su voto cuando sea la hora. Piénselo un poco. Que tenga un buen día.
Luis Humberto.