POLIANTEA
Herencia juarista. Ni apología ni ludibrio
Rubén Pabello Rojas
Hace 208 años en un pueblecito perdido en la montaña oaxaqueña, la Sierra de Ixtlán, nació quien estaba llamado a ser uno de los próceres más significados de México: Benito Juárez García. A la edad de 30 años, en 1836, la Nación pierde una gran parte de su territorio. A los 40 es gobernador interino de Oaxaca, durante la invasión americana. Frisando los 50 es Presidente de la República sustituyendo a Ignacio Comonfort. Expulsa a los franceses y derrota al II Imperio de Maximiliano. Ese es el México que le toca vivir.
La Historia ha dado su juicio a pesar de sus detractores y lo coloca como uno de los forjadores de la grandeza mexicana junto con otros héroes de diferentes etapas de la vida del país. País que a través de su tránsito histórico-dialectico, ha marcado su esencia como nación independiente, producto genuino de sus habitantes.
Haciendo abstracción de los aspectos puramente históricos basados en hechos reales; dentro del pensamiento filosófico, el tema es referente al comportamiento humano en el ejercicio del poder público, desde el punto de vista de la evolución de una sociedad y su cultura.
Es conveniente abundar acerca de la importancia que tiene el estudio de la época en que se produce la conducta de los hombres en cualquier comunidad humana, mediante el análisis de diversos factores que inciden en el comportamiento de la sociedad en su conjunto, en determinado espacio y tiempo, lo que va constituyendo la esencia de una nación.
Sin dejar de considerar en el tema del desenvolvimiento social, la importancia del estudio de nuestras culturas actuales, a la par otras sociedades se desenvolvieron en la antigüedad, desde lo más profundo del Mar Mediterráneo, la Mesopotamia, Egipto, Grecia, Roma y después por contagio geográfico, toda Europa, gran crisol donde se fundieron toda clase de pensadores, cuyas aportaciones en ideas a la llamada ciencia política, contribuyeron a crear todo un valioso acervo de conocimientos en los cuales se sustenta la teoría y la doctrina política que de gran medida nutrieron los actos de gobierno del siglo XIX.
Grandes filósofos y pensadores socio-políticos, europeos y muchos americanos, alimentaron las corrientes formadoras, las bases fundamentalistas de la organización política en el llamado viejo mundo y el nuevo continente americano.
Estos hombres, cumbres del pensamiento político y social, alimentaron las fuentes de donde abrevaron los hombres cuando en Filadelfia, en septiembre de 1787, crearon el primer sistema moderno de orden constitucional, dando nacimiento a instituciones que, paradójicamente, fueron después plasmadas en la Constitución Francesa de septiembre de 1791, como consecuencia de su histórica Revolución.
La constitución de Cádiz de 1812, ya contemplaba gran parte de las nuevas figuras políticas contenidas en los documentos anteriores y fue aprovechada en la naciente nación mexicana para construir, con las modalidades y peculiaridades políticas de esa época, la primera Constitución Federal de octubre de 1824.
En México el desarrollo político igual que en el mundo occidental, ha tenido la evolución natural que se produce en toda sociedad. También grandes filósofos, sociólogos y estudiosos de la ciencia política han hecho su aportación a el conocimiento de esa disciplina a través de épocas seculares.
Próceres como Morelos que concitó desde la fuerza de reconocido estratega militar hasta la innegable calidad de ideólogo político cuyos pensamientos quedaron plasmados en celebrados documentos políticos como lo fueron: Los Sentimientos de la Nación en 1813 y su recia presencia inspiradora en la Constitución de Apatzingán, de 1814.
Posteriormente, como secuelas básicas del pensamiento político de esos años, mediados del siglo XIX, las ideas en la época de Juárez, se alimentaron de criterios liberales con lo que él pretendió dar tono a su gobierno. Es perfectamente sabido de las corrientes opuestas fundadas en posiciones conservadoras que llevaron al país a una guerra fratricida la cual, después de cruentas luchas, desemboco en el triunfo Juarista y su propuesta. Se menciona solo como breve referencia a: Puros y Polkos, Escoceses y Yorkinos.
Larga seria la lista de mención y homenaje a quienes en el siglo XIX consolidaron primero la Reforma y sus Leyes y posteriormente la Restauración de la Republica, que daría pie a la continuidad del México liberal. Posteriormente las etapas pos-armadas de la Revolución Mexicana, heredaron, interpretaron y dieron sentido a los principios socio-políticos, ya en el inicio del siglo XX, identificados con los antecedentes juaristas al encuentro con el desarrollo económico, social y político de su etapa.
Por todo ello es de suma importancia el estudio de la evolución política y social de los pueblos. Comprendiéndolo de esta manera, en términos de investigación científica y constructiva, repasar la vida pública del México independiente, país que ha sido centralista, liberal, conservador y federal.
Hoy los mexicanos, todos, asistimos a un indeseable momento de pérdida en algunas entidades de control de gobernabilidad. Estudiar sus causas, es un buen tema a tratar de analizar por qué se ha extendido ese fenómeno en esas regiones del país, para establecer mediante examen serio como se puede restituir el orden legal.
Ello está contenido en el formidable legado histórico de uno de los grandes de la Patria, Benito Juárez, cantor de la Paz entre individuos y naciones, respetando el Derecho ajeno.
Hoy el país conmemora no solamente el nacimiento sino la herencia, el legado político de Juárez no solamente su efigie en las estatuas cívicas, sino su pensamiento como mexicano. Los principios y sustentos, sin caer en fundamentalismos trasnochados, se encuentran en su obra política de estadista acorde con su época y momento histórico. No puede, sacarse de contexto la inmediatez de sus actos de gobernante, sometido a presiones y avatares únicos e irrepetibles. Ni apología ni ludibrio.
Durante el mandato presidencial del PAN, se omitió la celebración de homenaje a Juárez. Se retiró entre otras vaciedades, puerilmente, su nombre del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Rescoldos de las atávicas luchas ideológicas de liberales y conservadores, Ni Fox ni Calderón se dignaron otorgar el reconocimiento oficial. Ahora con las autoridades priistas, consecuente histórico político del pensamiento liberal, revolucionario y por lo mismo secuela del pensamiento ideológico federalista y republicano, nuevamente se honra públicamente a Benito Juárez, Benemérito de la Américas.