25 de Noviembre de 2024
 

Línea Caliente

Xalapa, tierra de nadie

Por Edgar Hernández*

“¡La güerita que ayuda!”… ¿a quién?

Un buen día, allá por el 2010 el hombre de mayor poder le dijo: “¡Tú serás presidenta de México..! Nomás déjate llevar… algo así como ¡Flojita y cooperando!

Y... pues ¡Qué tanto es tantito!

Desde luego que la esmirriada joven carecía de la preparación, la cancha y sobre todo la maña para zafarse de las garras del lobo que se la comió… todita.

A cambio le ofreció –no la presidencia de México, ¡Qué va!- sino una zanahoria y los accesorios decorativos del poder.

Y su vida cambió.

De ser una estudiante pobre de modesta vivienda en el centro de Xalapa, empezó la metamorfosis que la hizo la Marilyn jalapeña.

Antes, desde luego, tuvo que pasar por los rigurosos requisitos que impone el establo de Lorena Piñón que es quien la lleva con Erick Lagos… Erick, Erick… me suena a político vivillo, quien la bien encamina no en el conocimiento político de Platón, menos en la discursiva de Cicerón… ni en sueños con la sabiduría de don Jesús, o el arrebato democrático del ciclón del sureste, sino con el mejor diseñador de imagen de Xalapa, quien lo primero que le hizo es echar mano al peróxido para cambiarle el color del cabello.

Así, de la noche a la mañana la ya para entonces la nueva Adelita de la política, se vuelve güerita. Y mire que ser güero, güero… güera en tierra de prietos sí que tiene su valor.

Con el tiempo la ya para entonces licenciada Corintia –porque ha de saber usted que en la política todas son licenciadas y señoritas– mudaría a otras tallas físicas y exuberantes tamaños de origen quirúrgico.

A Fidel le gustaban 36C y hasta 38C cuando estaba bien pedo.

Así, por la vía del progreso y persistente militancia priista, nuestro prospecto de presidente de la república gana su primera propiedad en el merito Ánimas, luego un edificio y luego pa’los suyos.

Y un buen día le llegó a presumir a las Reinis una Toyota Sequoia verde del año que era tan ostentosa que la tuvo que guardar por un tiempo a pesar de que estaba a su nombre y la había ganado con sobrado esfuerzo.

El gusto por los tragos la consoló.

Lorena traía la encomienda de casarla y que siguiera en política como lo han hecho otras talentosas como Carolina Gudiño y la Ingram. En realidad lo que se pretendía era cubrir la apariencia.

Así pues la trajeron a mentira y mentira ya que se supiera nunca le dieron la Presidencia de la República porque ya la tenían reservada para Enrique Peña Nieto, pero sí una posición juvenil de partido, la antesala del mismo partido, una modesta quinta o décima regiduría y para su libre albedrío millares de despensas para su infelizaje asignado que le aplaude en las colonias y en su cumple en donde se da el lujo de invitar a diez mil pelados.

Problemas de índole personal la obligaron, sin embargo, a recluirse en “Vivencias México, A.C.”, una institución que ayuda a ser mejor, a superarte, a liberarte de lastres sentimentales y conflictos emocionales.

Así sanada hasta el tuétano, volvió a la carga.

Insistió en que le tenían que cumplir. Le habían prometido la presidencia de México, aunque esta vez más centrada reclamó “aunque sea la presidencia municipal de Xalapa”.

Y qué les platico, no se pudo.

Pero sí un cargo de elección popular. A Corintia le dijeron ¡Levántate y anda! Que serás diputada por la capital.

¡Y, de nuevo, se la creyó!

Err… No le dijeron que la plaza estaba perdida hace mucho pero mucho tiempo. Que la plaza en disputa la decide la sociedad civil pensante y actuante que no permite devaneos, transgéneros –ya ve usted como le fue a Elizabeth–, ni malas famas o cuestionadas reputaciones.

No le dijeron que la dejaron para que apagara la luz porque ella sería la última que cerraría el changarro porque se clausuraba. Dejó de ser costeable.

Corintia Cruz Oregón será diputada para otra ocasión.

Y es que Oregón lleva como contrincante a Uriel Flores, el candidato de las mesas de café, pero un candidato de muchas batallas, algunas perdidas pero otras bien ganadas.

Será para otra ocasión porque Rubén Ricaño la tiene cerca. Es querido, respetado y representa el reclamo de los jalapeños.

Y si a todo esto, como dice el literato y extraordinario columnista Armando Ortiz, sumamos la animadversión por los candidatos del PRI, entonces podemos asegurar que si bien le va, Corintia podría quedar atrasito del último lugar.

Vaya hasta la candidata de Morena que ni siquiera ha dado la cara gana por el arrastre de ese partido en la capital veracruzana, donde en la elección presidencial en ninguna casilla ganó Peña Nieto.

La misma coalición PAN-PRD se frota las manos cuando observa a su inminente diputada Cynthia Lobato recorrer las calles y dialogar con la ciudadanía a la que una vez ya representó. Es la misma bien querida e identificada por su lucha en favor de la mujer veracruzana.

Y por favor que los defensores de Corintia y el PRI, así como el lastre del Duartismo no vengan con que atacar a Corintia es atentar al género, ser machista e injusto al rechazar a “mujeres valiosas” porque no es el caso.

A Corintia Cruz Oregón, la “Candidata de Unidad” del PRI su pasado la condena.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo



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