29 de Noviembre de 2024
 

Panoramas de reflexión

El criado y los perros del rey

 

“El último rey de una comunidad tenía 10 perros salvajes. Los usaba para torturar y que se comieran a cualquiera de sus servidores que cometiera un error. Uno de los criados hizo un dictamen mal y al rey no le gustó en absoluto. Por lo que ordenó que el sirviente debería ser arrojado a los perros.

El sirviente dijo: –Yo te serví durante 10 años, y tú ¿me haces esto a mí? ¡Por favor, dame 10 días antes de lanzarme a los perros!, y el rey se lo concedió. En esos 10 días, el criado se dirigió al guardia que se ocupa de los perros y le dijo que le gustaría servir a los perros durante los próximos 10 días. El guardia estaba desconcertado pero estuvo de acuerdo, y el criado se dedicó a la alimentación de los perros, la limpieza, a bañarlos y con todo tipo de confort para ellos. Cuando los 10 días habían terminado, el rey ordenó que el sirviente fuera arrojado a los perros para su castigo. Cuando fue lanzado, todos estaban sorprendidos de ver a los perros voraces solamente lamiendo los pies del criado. El rey, desconcertado ante lo que estaba viendo, dijo, ¿qué es lo que ha sucedido con mis perros? El sirviente respondió: –Serví a los perros sólo 10 días y ellos no olvidaron mis servicios. Sin embargo, le serví por 10 años y usted se olvidó de todo, en mi primer error. El rey se dio cuenta de su error y ordenó que el criado fuera puesto en libertad”.

La historia de autor desconocido que hoy les presento la encontré en Internet y nos habla de lo ingratos y egoístas que somos todos algunas veces con la gente que nos sirve, con la gente que nos ayuda a seguir caminando por los escabrosos senderos de la vida. Puede ser nuestra familia, nuestros hermanos, nuestros amigos, nuestros empleados, en quienes nos apoyamos invariablemente, y a quienes muchas veces nos atrevemos a no perdonar, a hacerlos a un lado, a olvidarlos y hasta ignorarlos o hacerles daño. Sin confianza ni perdón, sería imposible vivir en paz con Dios, con nuestros semejantes y con nosotros mismos. Para sobrevivir, el ser humano ha tenido que aprender a confiar en el otro. Consideramos amigos a aquellos en los que nos podemos fiar pero ¿seríamos capaces de confiar en un desconocido? La población, en general, confía en las Instituciones y en la Justicia. Todos estos son ejemplos de confianza que hacen imprescindible nuestra vida en sociedad. Debemos entender que la imposibilidad de perdonarnos y perdonar a los demás por los errores del pasado, no nos dejaría vivir feliz; decídase a cambiar, deje que el pasado que le hace daño se vaya y entenderá que la vida es bella. Si tiene alguien con quien alguna vez tuvo dificultades en el pasado, búsquelo y pídale perdón, ofrézcale una disculpa, resarza el daño causado y siga adelante con la frente en alto, en paz. Sea sincero, recíproco, crea en los demás y sea capaz de perdonar. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.

 

Luis Humberto.