El jardín
“Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles y arbustos se morían. El roble dijo que se moría por no ser tan alto y tan fuerte como el pino. Volviéndose al pino, lo halló caído, porque no podía dar uvas como la vid. La vid se moría porque no podía dar flores como la rosa. Y la rosa se moría por no ser fuerte y sólida como el roble. Entonces encontró una planta. Un clavel floreciendo y más fresco que nunca, El Rey le preguntó: ¿Cómo es que creces en medio de este jardín moribundo? La flor contestó: Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías ver claveles, si hubieses querido otro roble, lo habrías plantado. En aquel momento me dije, intentaré ser el clavel de la mejor manera que pueda, y heme aquí. El más hermoso y bello clavel de tu jardín”.
La fábula anterior nos muestra que somos verdaderamente eso que realmente somos; sin embargo, siempre vivimos marchitándonos en nuestras propias insatisfacciones, en nuestras absurdas comparaciones con los demás. “Si yo fuera”, “si yo tuviera”, “si mi vida fuera”. Siempre conjugando el futuro incierto en vez del presente concreto, empecinados en no querer aceptar, que la felicidad es un estado subjetivo y voluntario. Podemos elegir hoy estar felices con lo que somos, con lo que tenemos, o vivir amargados por lo que no tenemos o no podemos ser. Sólo podremos florecer el día que aceptemos que somos lo que somos. ¡Somos únicos! y nadie puede hacer, lo que nosotros vinimos a hacer aquí. Comencemos haciendo lo que es necesario, luego lo que es posible, y de repente estaremos haciendo lo que es imposible. Nos merecemos darle el mejor color a nuestra vida. Los demás ya lo hicieron, pero habemos unos que no nos exponemos al sol por sentir sólo su sombra. La humanidad a la verdad no es mala, mala es la idea del no sacarle el mejor provecho a esos sentimientos tan humanos. No permita que el jardín de su vida se marchite, por el hecho de no querer entender esa voz que brilla desde lo más profundo de su corazón. Nadie es más que nadie, sólo que unos, hacen más que otros. Por sobre todas las cosas guardadas, guarde en su corazón, porque en él se archivan los buenos amigos, los mejores momentos, los mejores detalles.
No se distraiga comparándose con los demás, porque como dice la poesía, se volverá vano y amargado, mejor esfuércese por ser feliz, viva intensamente su presente, su aquí y ahora. No pierda más su tiempo en chismes malsanos, cosas del pasado que ya no tiene remedio removerlas, pensamientos negativos e inútiles o cosas que están fuera de su alcance y control, nuestra vida es tan corta que merecemos la oportunidad de vivirla plenamente disfrutando el presente, en paz, y no desperdiciarla en cosas que no valen la pena. Muy a menudo nos distraemos afectándonos y afectando a los demás con nuestros errores, con nuestras indecisiones, con nuestros prejuicios, con nuestros odios y rencores, olvidando que la vida es una escuela y estamos aquí, en ella, cual alumnos del Creador precisamente para aprender y desempeñarnos con respeto y humildad. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.
Luis Humberto.