Inconformidad creciente
Cada día platicamos más en los cafés acerca de lo mal que estamos en México. La economía está siendo incapaz de mantener un crecimiento sostenido y adecuado a las necesidades más urgentes de la población. El desempleo cada vez es mayúsculo. Los jóvenes no tienen empleo, por lo que los subempleos han proliferado. Se habla de los Nini´s, que también están proliferando. La guerra contra el crimen organizado es un fracaso costosísimo. Se calcula que más de un millón de jóvenes que no pudieron conseguir trabajo se han dedicado a ser contratados por el Narco como sicarios, secuestradores, vendedores de droga, etcétera.
La inseguridad en algunas partes del país es ya intolerable. La muerte de mucha gente se repite, día tras día, pueblo tras pueblo, con el fin de que el crimen organizado controle el poder amén de los recursos públicos. Los secuestros aumentan. La gobernabilidad drásticamente se ha perdido. Estamos a la deriva. Con esta perspectiva, el pueblo se ha ido haciendo consciente que las cosas tienen que cambiar. No sabemos exactamente cómo, pero estamos convencidos de que la actual situación no nos lleva a ninguna solución. La clase política pierde la perspectiva de la realidad, se empecina más en mantener el poder, sin importarle qué le suceda al pueblo, hay excepciones, sí, pero son muy pocas. Algunos intelectuales siguen proponiendo que se realice un diálogo nacional serio, en el que se prepare la reforma del Estado, pero esto no avanza. El Congreso y los partidos políticos están ocupados en lanzarse improperios con el único fin de mantener a toda costa el poder que tienen o aumentarlo, pero no se ocupan de fomentar estos cambios urgentes. La otra perspectiva es la violenta, se ha hablado de que en esta época podría estallar otra revolución, aunque esto sería muy doloroso y tendría gravísimas consecuencias para todos, pero sigue siendo una real posibilidad. El cambio pacífico sería por medio de las elecciones, donde llegara al poder gente realmente diferente, que se comprometa verdaderamente con un cambio en el modelo económico. El actual modelo neoliberal, vigente desde la presidencia de Miguel de la Madrid han demostrado su incapacidad para mejorar la economía. La concentración de la riqueza crece, con el consecuente empobrecimiento de la gran mayoría de los mexicanos.
Los ciudadanos comunes poco podemos hacer por modificar la estructura política que nos gobierna, porque no tenemos representantes que realmente trabajen por un cambio, salvo contadas excepciones. Lo que sí podemos hacer es aumentar nuestra fuerza social, platicar entre nosotros, proponer acciones que puedan cambiar a esas autoridades que no funcionan, tener, pues, una fuerza social lo más organizada posible, reforzar la conciencia colectiva, que permita un cambio revolucionario pacífico. Esto sí lo podemos hacer y es nuestra responsabilidad social. Muchos intelectuales y mucha gente más nos lo proponen de diversas maneras, hagamos algo al respecto pero ya, es para ayer. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.
Luis Humberto.