No tengo edad, tengo vida
“La vejez no existe. Algunos de nosotros envejecemos, de hecho, porque no maduramos. Envejecemos cuando nos cerramos a las nuevas ideas y nos volvemos radicales. Envejecemos cuando lo nuevo nos asusta. Envejecemos también cuando pensamos demasiado en nosotros mismos y nos olvidamos de los demás. Envejecemos si dejamos de luchar. Todos estamos matriculados en la escuela de la vida, donde el maestro es el tiempo. La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás. Pero sólo puede ser vivida mirando hacia adelante. En la juventud aprendemos; con la edad comprendemos. Los hombres son como los vinos: La edad estropea los malos, pero mejora los buenos. Envejecer no es preocupante; Ser visto como un viejo si lo es. Envejecer con sabiduría no es envejecer. En los ojos del joven arde la llama, en los del viejo brilla la luz. Siendo así, no existe edad, somos nosotros que la creamos. Si no cree en la edad, no envejecerá hasta el día de su muerte. Personalmente, yo no tengo edad: Tengo vida. No deje que la tristeza del pasado y el miedo del futuro le estropeen la alegría del presente. La vida no es corta; son las personas las que permanecen muertas demasiado tiempo. Haga del pasaje del tiempo una conquista y no una pérdida”.
No deje que la edad lo envuelva, manténgase joven pero maduro, atento, prudente, reflexivo. Luche siempre por sus ideales, por sus metas, por sus amigos, por su trabajo, por sus estudios, por sus pretensiones, por lo que ame, y prepárese siempre, estudie, no se estanque. Viva el presente, el aquí y el ahora. Deje el pasado atrás y planee con responsabilidad su futuro. Cuide el medioambiente porque es suyo y de todos. Sea siempre su amigo y el de los demás. Nunca se pelee con su dinero, no lo malgaste y no se envicie. Existen tantas máximas como gente haya para expresarlas. De buena manera, todas son experiencia probada. A muchos nos da en ocasiones por trasmitir experiencias vividas con el único propósito de que no se repitan, de que anticipe usted las consecuencias; como coloquialmente se dice, de que le mida el agua a los camotes. La reflexión anterior también es un conjunto de experiencias probadas por alguien que tuvo la disposición de expresarlas para nosotros. A mí me han dado buenos resultados muchas de ellas y aunque con muchos tropiezos, he procurado siempre levantarme. Permanezco la mayor parte de mi tiempo en casa pero procurando siempre tratando de hacer algo útil para mi beneficio y el de los demás. En la medida de lo posible lucho por el bienestar propio y ajeno. Reconozco que me cuesta mucho trabajo hacerlo pero lo intento, y en la mayoría de las veces siento que lo he logrado. La vida no es fácil ni justa para nadie, no me canso de repetirlo; es corta porque empleamos muy poco tiempo de ella, del promedio general de la esperanza de vida, para disfrutarla plenamente. La vida cambió radicalmente para mí desde hace más de diecisiete años; sin embargo, doy gracias al Hacedor de todas las cosas por brindarme la oportunidad de verla y vivirla desde una perspectiva diferente, que tal vez no lo hubiera alcanzado así de no haberme cambiado la existencia. Mejor tenga vida, no edad, procure no envejecer jamás. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.
Luis Humberto