Luis Humberto
Amena plática con Melquiades
Platicando con mi buen Amigo Melquiades Castro Aguilar, tratando de componer el mundo, hablando de cualquier cosa, para abrir tema le dije que como nadie está peleado con su dinero, poco hacemos por dejar de comprar en los grandes consorcios que promueven ofertas inigualables por el comercio local. Al respecto le pregunté ¿Quién estará más necesitado, si aquellos o los pequeños comerciantes locales? Claro que yo le contesté los segundos, pero parecieran los primeros porque no dejan de manifestar sus ofertas por televisión.
La pregunta que le hice fue tan solo una expresión para denotar la voracidad con que operan esas grandes compañías, valiéndose de su riqueza y poderío, para acrecentar más y más su fortuna. Así es como operan esos grandes grupos, en su mayoría transnacionales, y tal pareciera que de seguir así, pudieran acabar con los pequeños. Las campañas que hacen algunas personas en redes sociales para convencer a la gente que consuma lo nuestro, son prácticamente nulas. En lo personal, no creo que el comercio local sucumba a esos embates, siempre habremos muchos que preferiremos comprar con los nuestros, con los pequeños establecimientos de nuestra periferia, con los marchantes de las zonas serranas, con nuestros agricultores y artesanos. El gobierno, como el nuestro, que permite la plutocracia y el clientelismo en sus filas de poder, es corrupto y genera oligopolios para favorecer comercial e industrialmente a unos cuantos. “¿Qué bonito no?” ¡A toda madre! Mientras las minorías, como siempre, sumidas en la pobreza y escasez, hasta en la miseria pues. Estas y otras tantas triquiñuelas suceden a diario en nuestro México querido, sólo que como Melquia, mi estimado Amigo Melquia (para mí, y para muchos martinenses, el Cronista Municipal de mi pueblo) les decía, lo señaló oportunamente hace algunos días en facebook, comentando acerca de la estrategia de la distracción que describe el filósofo, lingüista, Profesor emérito y Activista Estadounidense, Noam Chomsky: El gobierno desvía constantemente la atención del público para no concentrarnos en asuntos medulares del país, a través de diferentes y muy variados distractores, como la aparición de cadáveres en alguna Entidad Federativa, el futbol nacional y profesional, y tantos programas basura que difunden las televisoras locales, en horarios estratégicos clave, con su indicación y consentimiento. Al respecto le comenté que el pueblo, nosotros mismos, debemos dejarnos ya de chingaderas, ponernos a leer, meter más nuestra nariz en un libro, estudiar y pensar más, en lugar de clavarnos como verdaderos autómatas en las pantallas de celulares, tabletas, televisores y computadoras, viendo programas o páginas que no aportan nada a la cultura, las artes y el conocimiento. Da pena –le dije– ver tanto joven con su celular en la mano la mayor parte del tiempo, y es una pena también que los padres de familia lo consientan porque prefieren tenerlos sosegados así y no estar pendientes de sus actividades.
Tantos accidentes suceden a diario en todas partes “gracias” al celular y esto, si usted quiere, lo ha propiciado quizá indirectamente el gobierno al no regular adecuadamente el uso de estos aparatejos, que en grandes ciudades de Estados Unidos y de otras partes del mundo ya lo están haciendo, donde a los peatones y conductores se les prohíbe su uso. Sería bueno que pudiera hacerse aquí pero, ¿qué creen?, la corrupción no lo permitiría. Nos despedimos amablemente y quedamos pendientes de volver a platicar. Que tenga un buen día.