Luis Humberto
Ya me llegó mi invierno
“A mí ya me llegó el invierno. El tiempo tiene una manera muy especial para tomarnos desprevenidos al paso de los años. Me parece que ayer apenas era joven, pero no, en cierta forma parece que fue hace mucho tiempo. ¿A dónde se fueron los años? Sé que los viví. Tengo visiones de cómo fueron y de todas mis esperanzas y sueños. Pero allí está. Ya me llegó el invierno de mi vida y me ha tomado de sorpresa.
¿Cómo llegué aquí tan rápido? ¿Dónde se fueron los años de mi juventud? Recuerdo que pensaba que ese invierno estaba tan lejos que no podía imaginar cómo sería. Pero me llegó. Mis amigos están ya algunos retirados y están volviéndose “grises” como yo, se mueven más lento. Algunos están en mejor forma, otros peor que yo, pero veo el cambio. Eran jóvenes y vibrantes como yo. Pero la edad se empieza a sentir y a notarse. Ahora somos aquellas personas mayores que nunca pensamos seríamos algún día. Tomar una siesta ya no sólo es algo agradable como era, ahora es algo obligatorio, porque si no lo hago por propia voluntad, simplemente me quedo dormido donde esté sentado. Así he entrado en esta nueva etapa de la vida. Sin preparación alguna para sufrir dolores y achaques. La pérdida de fuerza o habilidad para ir y hacer las cosas que quiera. Pero, por lo que si sé es que este invierno se irá más rápido. Entonces empezará otra aventura. Tengo arrepentimientos por haber hecho cosas que hubiese querido no haber hecho, y por no hacer cosas que sí debí hacer. Pero hay muchas más de las que estoy contento. Si todavía no le ha llegado su invierno, déjeme recordarle que vendrá mucho más rápido de lo que piensa. Por lo que cualquier cosa que quiera lograr en su vida, hágala rápido, ahora no la posponga por mucho tiempo. La vida se pasa pronto. Haga todo lo que pueda hoy, porque nunca estará seguro si ya está en su invierno o no. Quién sabe si logrará vivir todas las estaciones, así que viva hoy y diga ahora las cosas que quiere que sus seres queridos recuerden. La vida es un regalo que se nos ha dado. Haga de este viaje algo único, agradable, fantástico para usted y sus seres queridos y quienes le rodean. Viva bien, goce los días, haga cosas agradables, sea feliz. La verdadera riqueza está en la salud, no en el oro y la plata, no en las cosas materiales ni en ese afán de defender lo suyo. Le sugiero que goce de su vida mientras dure y recuerde que salir a la calle es bueno, pero regresar es mejor. Si olvida nombres, no importa. A lo mejor esas personas olvidaron que le conocieron. Duerma mejor en un sillón con la televisión encendida que en la cama. A esto se le llama “pre-dormir”. Antes todo aparato eléctrico trabajaba con solamente un interruptor de “encendido” y “apagado”. Las que antes eran pecas, ahora dicen que son manchas por mal funcionamiento del hígado. Tiene ahora más de tres tallas de ropa en su clóset que nunca volverá a usar. Se sentiría tan bien regalándoselas a alguien que las está necesitando y a quien las puede lucir. Posee tantas cosas que nunca usa y hay tantos necesitándolas con urgencia. Téngalo muy en cuenta. Pero algo que siempre debe recordar es que mucho, muchísimo de lo viejo fue bueno. Las viejas canciones, películas clásicas, y lo mejor de todo, sus grandes amigos del alma”.
Bella y emotiva reflexión de autor desconocido que comparte conmigo mi amigo del alma, el Valuador Ernesto Everardo Rivera Laguna, y que nos incita a recordar a estas alturas de la vida, a los viejos y buenos amigos, los amigos del alma. Pero sobre todo, a que recordemos que no es lo que hemos reunido o acumulado en la vida, sino lo que hemos repartido y lo que hemos dado de nosotros mismos, lo que hemos entregado con generosidad y amor, lo que hablará de la clase de vida que hemos tenido. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.